Naruto Uzumaki.

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Lovesick.

La joven de dieciséis años suspiró mirando a la mujer frente a ella, hace unos instantes que había llegado de una misión y ahora se encontraba en la oficina de la Hokage.

—Podemos decirle a Naruto que necesitas descansar.

—No, yo cuidaré de él. —espetó con una sonrisa cansada—

—¿Estás segura, T/N? —preguntó no muy segura— Te ves fatal y fue una misión difícil.

La Uchiha hizo un gesto con su mano restándole importancia mientras que con la otra se tallaba su ojo derecho mientras tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

—Nos vemos, Tsunade-sama.

—¡Espera! —gritó la Senju haciéndola voltear— Toma, dale esto.

T/N tomó la pequeña bolsita con lo que parecían ser pastillas que le extendía la Hokage.

-—Deben ser después de cada comida.

—Gracias, Tsunade-sama.

Dicho eso, salió de la oficina de la Hokage, fue corriendo lo más rápido posible a la vivienda de su novio mientras mantenía un gesto de preocupación, estaba cansada pero no le importaba, la salud de Naruto era más importante.

Una vez estuvo frente a la puerta del departamento del chico, hurgó entre los bolsillos de su short en busca de aquella llave que le había dado el rubio y cuando por fin la tuyo, abrió la puerta con lentitud. Rió un poco al escuchar al joven estornudar.

Caminó hasta la habitación del Uzumaki y soltó un largo suspiro al ver el gran desastre, había varios papeles regados por todo el suelo y también varios envases vacíos de ramen instantáneos.

—¡T/N-chan! —espetó emocionado—

—¿Me extrañaste? —preguntó con una sonrisa de lado—

—Como no te imaginas-dattebayo. —dijo mirándola—

Ella se sentó a un costado de la cama y acarició su cabello con cariño, haciendo reír un poco a Naruto sin embargo, estornudó. La de orbes negros posó su dorso sobre la frente del rubio y se levantó de un salto.

—¡Por dios, estás ardiendo en fiebre! —dijo con bastante preocupación—

T/N corrió hasta el baño, tomó una toalla y la mojó con agua fría, al regresar a la habitación se encontró con Naruto balbuceando bastantes tonterías mientras sudaba y temblaba.

La pelinegra le posó la toalla sobre la frente y el rubio tembló un poco.

—Tengo frío, T/N-chan. —balbuceó con molestia—

—Trata de dormir un poco.

La joven lo destapó, haciendo que él soltara un gruñido y quisiera taparse con las sábanas, sin embargo, ella no lo permitió ya que tiró de las sábanas y se las llevó.

—¡Oye! —escuchó el grito molesto del chico—

T/N dejó las sábanas sobre una silla del comedor y se dirigió hacia la cocina, dónde tomó los ingredientes necesarios para preparar una sopa. La joven sintió como unos brazos se apoderaba de su cintura, haciéndola dar un respingo.

Naruto One shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora