El jinete de Dumbroch

Verdades

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Hipo pov

Me desperté antes de que saliera el sol, me había asegurado de eso. Chimuelo y yo teníamos que asegurarnos de irnos temprano. Si los demás supieran que queremos luchar solos contra la muerte roja, solo me seguirían hasta allí. Si llegamos allí primero, podríamos terminar esto.

—¿Estás listo, amigo?

Chimuelo asintió

Cuando abrí la puerta me encontré con Dingwall. 

—Dios, Dingwall, no parece que hayas dormido

—H-Hipo, hay algo que necesito decirte—Dijo él

—¿Qué es?

—Puede que le haya dicho a mi padre dónde está la Muerte Roja—Tartamudeó

—¡¿QUÉ?! Oh Odin, no es de extrañar que se fueran tan pronto después de que tu padre se fue

Maldije a Dingwall por esto. Si supieran dónde estaba la Muerte, habrían viajado directamente a ella durante la noche para demostrar que su fuerza de DumBroch era mayor que la de los dragones. Estos tipos eran tan tercos como cualquier vikingo.

—Tienen una ventaja sobre nosotros, si nos vamos pronto; podemos llegar allí al mismo tiempo, dingwall despierta a los demás, diles que se preparen para volar— ordené

—Espera Hipo, necesito que entiendas por qué le dije

—Le dijiste porque pensaste que todo saldría bien. Que todas esas veces en las que tu papá te dio este ceño decepcionante, valdrían la pena al final

—Hipo tú ... ¿entiendes?

—Vamos, Dingwall, no nos parecemos al guerrero estereotipado de nuestras tierras, ¿verdad? Además, tu papá me miró mucho cada vez que lo vi

—Sí, lo hizo, ¿no? ... Voy a despertar a los demás— Respondió

Dingwall salió corriendo de la habitación. Conociendo a esos tres, pasará algún tiempo antes de que estén lo suficientemente despiertos como para volar a cualquier parte.

—Muy bien amigo, salgamos antes que ellos

Tuvimos suerte, nadie se dio cuenta de que nos íbamos. No quería hacerles esto, pero no pueden manejarlo. Si luchamos contra la Muerte Roja primero, podemos acabar con esto. No importa el costo, los demás no pueden involucrarse.

—Muy bien Chimuelo, podemos llegar antes que nadie si no dejamos ...

Me interrumpió el sonido de una flecha golpeando el poste junto a su cabeza. Se volvió y vio a Mérida parada allí, una Mérida muy lívida.

—¿Y a dónde crees que vas?

—Uh, Chimuelo y yo nos estábamos preparando un poco antes que ustedes— dije nervioso

—Salir temprano y enfrentar la Muerte Roja solo—dijo mientras caminaba hacia nosotros.

—¿Q-Qué? No, solo estoy ...

Otra flecha alojada en el poste

—He estado despierta durante la última hora pensando y ¿sabes qué? Honestamente, no puedo soportar que sientas lástima por ti mismo

—¿De qué estás hablando?

—¡TÚ! Estás tan envuelto en lo que sea que le haya pasado a tu gente, que ni siquiera puedes ver que te necesitamos aquí! Entonces, ¿qué pasa si están muertos, qué importa ...?

—¡Murieron por mi culpa!— grité—Si nunca hubiera nacido, si nunca hubiera existido, todavía estarían vivos. Están muertos por mí. Odín sabe que no se merecían cómo murieron. Yo mismo podría haberles cortado el cuello; hubiera sido más misericordioso. Por eso tengo que hacer esto Mérida, para que nadie más quede atrapado en esto

—Hipo, tienes que decirme qué pasó

—No necesito decirte nada—dije frunciendo el ceño

—Hipo ... desde que te conozco, parece que estás escondiendo algo, y una vez que nos convertimos en pareja, supe que lo que mantenías en secreto te estaba matando. Se siente que si te vas como estás ahora, morirás Hipo

Caminó frente a mí y tomó mi rostro. Nos miramos a los ojos. Aquellos que podían mirar a través de mí y ver lo que había allí.

—Hipo, has estado huyendo de tu pasado durante cinco años, es hora de dejar de correr

—Está bien, te diré lo que pasó en Berk— suspiré