Traición

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Hipo pov

—Ya casi llegamos, amigo; mira, el volcán está ahí

Chimuelo gimió ante la idea de viajar aún más lejos. Habíamos viajado toda la mañana solo para llegar al volcán y ahora finalmente podremos confirmar si es el nido.

—Si lo encontramos, tendremos que matarlo. ¿Estás listo?

Chimuelo rugió en respuesta y voló hacia el volcán.

No podemos dejar que nadie más se vea atrapado en esto

Se escuchó un chillido desde nuestra izquierda y vimos a un grupo de Pesadillas Monstruosas volar hacia una cueva. Al igual que en el momento con Astrid, seguimos a los dragones a través de un sistema de cuevas hasta el corazón del nido. Tenía el mismo aspecto que el último nido; sombrío y opresivo.

—Muy bien, amigo, aquí estamos...

—Entonces, ¿cuál es el plan Hipo?

Nos sobresaltamos y giramos para ver a Mérida y Wildfire justo detrás de nosotros.

—¡¿Mérida?! ¿Qué diablos estás haciendo aquí?— susurré

—Bueno, obviamente sabías que la muerte roja iba a estar en el volcán, así que abandonamos a MacGuffin. Vamos, podemos aceptarlo— replicó.

—¿Olvidaste lo que pasó la última vez?

—No, pero estamos mejor ahora. Sabemos qué esperar, ¿verdad chica?

Wildfire asintió con la cabeza. Por las miradas en los rostros, no los voy a convencer de lo contrario. 

—Bien, tenemos que ...

Un gran rugido sacudió la caverna y los dragones se volvieron locos. Volando y disparando fuego en todas direcciones. La Muerte Roja sabía que estábamos aquí y estaba haciendo que los dragones se ocuparan de nosotros.

—Estos dragones están locos Hipo— dijo Mérida

—La Muerte Roja los está controlando. Tenemos que salir de aquí

—De vuelta por donde vinimos, no podemos luchar contra la Muerte roja y todos estos dragones

Apenas habíamos escapado del nido, la cantidad de dragones era abrumadora. Más de lo que he visto en el otro nido. Una vez que nos alejamos de allí, volamos directamente de regreso al castillo. Cuando aterrizamos fuimos a la fragua para encontrar a MacGuffin, Dingwall y Macintosh allí esperándonos.

—No encontramos nada Hipo ¿y tú?— dijo Macintosh

—Hipo encontró el nido— proclamó Mérida

—Bravo Hipo

—¿Está en el volcán?—MacGuffin preguntó

—Sí, junto con todos los demás dragones

—Ja, ahora podemos contraatacar— exclamó Macintosh.

—Sí, ahora podemos...

Dingwall fue interrumpido por fuertes gritos que resonaron en el patio. Hombre, pensé que los dragones eran ruidosos. Podrías derribar el castillo con eso.

—¿Qué son todos esos gritos?—Mérida preguntó

—Eso sería Lord Macintosh y Lord MacGuffin discutiendo con tus padres una vez más para tener sentido

Nos volvimos para ver a Lord Dingwall parado allí, con la mirada tan enojada como siempre.

Mérida dio un paso adelante —¿Qué estás haciendo aquí Lord Dingwall?

—Estoy aquí en nombre de sus padres para pedirles por última vez que se unan a los miembros del clan en la batalla para defender nuestro hogar

—Estamos protegiendo nuestro hogar, a nuestra manera—Macintosh declaró

—¡No! Ese estilo de los vikingos, no el nuestro

—Su camino es nuestro ahora— dijo Mérida

Mérida y Lord Dingwall se miraron el uno al otro.

—Bien entonces, pero demostraremos que estás equivocado—Dingwall arrojó su arma que hice al suelo. —Hemos dejado de lado esas despreciables herramientas que hizo el vikingo y le mostraremos que DumBroch puede triunfar sobre cualquier amenaza. Ya sea vikingo o dragón—gritó Lord Dingwall

Se alejó de nosotros. No puedo evitar sentir que en mi intento de salvar a DumBroch de los dragones, en cambio, había destrozado familias. Cuando lord Dingwall dobló la esquina, Dingwall corrió tras él.

—Dingwall!— Mérida gritó

—Déjalo Mérida. Es familia, eso es algo que tienen que lidiar con ellos mismos

Lord Dingwall pov

—Si son tontos— exclamó MacIntosh

Los tres señores discuten con Fergus hasta que cae la noche. Cuando se dieron cuenta de que no podían hacerle entrar en razón, se marcharon enfurecidos.

—Sí, esa lengua plateada de Hipo ha encantado más allá de lo razonable— MacGuffin

—Pero nosotros no—dijo Dingwall.

—Si supiéramos dónde anida la bestia

—Oh, pero lo hacemos MacGuffin—bromee

—Viejo troll, ¿qué es lo que sabes?

—Bueno, después de una pequeña charla con mi muchacho, el me dijo dónde está. En el volcán nada menos— dije

—Por supuesto, esas bestias aman el fuego— Macintosh reclamó

—Sí, es bueno que tu chico se haya quedado— dijo riendo MacGuffin

—Menos mal que tuviste el suficiente sentido común como para ver que estaba equivocado

—Bien, ahora podemos matarlo con la buena fuerza de DumBroch

—Y cuando lo hagamos, nuestros muchachos y Mérida volverán a sus sentidos y no tendremos que lidiar más con estas tonterías del dragón— dijo Macintosh

—Y nos desharemos de ese Hipo

El jinete de DumbrochDonde viven las historias. Descúbrelo ahora