13. Desconocidos

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Peter bufaba irritado y malhumorado dentro del autobús repleto de gente. Se sentía incómodo y vulnerable. Maladecía a sus hormonas adolescentes como si su vida dependiese de ello.

Volvió a intentar acomodar su erección en el ajustado jean y tiro de su sudadera para ocultarla.

Peter creía ser el ser humano con menos suerte dentro de todo Queen.

Su despertador había decidido no funcionar esa mañana por lo que no tuvo tiempo de darse una ducha como era debido. Su miembro, al igual que todas las mañanas, había despertado antes que él y no pudo bajarla. Peter maldijo a sus sueños.

El autobús frenó en una estación y más personas subieron. El tumulto de gente nuevamente se amoldó como le fue posible. Un sujeto de ojos claros quedó a escasos centímetros de él.

Peter observó el rostro del tipo y casi suspira al ver las duras facciones, el cabello oscuro atado desprolijamente, la mirada profunda e indiferente que observaba lo que la ventanilla le ofrecía. Peter podría jurar que si el autobús daba un giro brusco podría oler la fragancia del sujeto.

Y como si fuese un chiste, el autobús giró haciendo que su cuerpo chocase con el tipo. Su deseoso miembro rozó la pelvis del hombre frente a él. El sujeto lo miró.

-L-lo siento...- dijo sintiendo su rostro colorearse.

El sujeto lo miró sugestivo y le sonrío.

-Esta bien, chico.- la voz rasposa y dura hizo vibrar al adolescente.

Un nuevo giro hizo al sujeto rozar a Peter. Un jadeo imperceptible escapó de los labios del más joven, su miembro chocó nuevamente con la pelvis contraria. Sus ojos oscuros buscaron al mayor, este continuaba sonriendo.

Peter no sabía que hacer o que decir. El tipo frente a él estaba rozandolo desvergonzadamente... y eso lo calentó demasiado.

Un golpe de adrenalina al saber que lo que hacía estaba mal lo incitó a fregarse con la erección que había ahora contra la suya. Aprovechando los giros, los baches y el movimiento de la gente alrededor ambos se fregaban y rozaban lo más duro posible.

El adolescente desvió la mirada por unos segundos del sujeto. Le quedaban dos paradas.

Peter acercó su nariz al cuello del sujeto y respiró profundamente. El autobús frenó y algunas personas bajaron.

El olor a café, sándalo y menta fueron los detonantes para manchar sus boxers con la carga que venía manteniendo hacia horas.

-Ahg... eres un muy buen chico.- murmuró el sujeto en su oído. El movimiento se ralentizó pero no se detuvo.

La sangre subió de golpe al rostro y las orejas de Peter. ¿Qué mierda acaba de pasar?

El autobús volvió a frenar y se rescató de que tenía que bajar. Afortunadamente no estaba tan lejos de la puerta. Solo dos asientos.

Se movió hacia la salida y cuando estuvo a punto de bajar algo tiro de su mano.

-Soy James.- el tipo le sonrió y lo soltó.- Espero verte otra vez.

Peter no supo que decir. Él esperaba lo mismo.

-Peter. Nos vemos.- se despidió sonriendo.

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