𝔻𝕚𝕤𝕒𝕤𝕥𝕖𝕣.

03.

Sin perder tiempo Bruce y Dick tomaron el batwing para llegar lo antes posible a detener los planes del Joker.

-Iré contigo, Todd.- habló Damian con total seguridad.

-Ni lo sueñes, Damian.- negó con tono serio.

-No era una pregunta.- insistió el menor.

-¿Quieres que te entregué como la cena de Croc?- interrogó Jason tras ponerse su característico casco de Red Hood.

-Vete a la mierda, de todas formas mañana tengo escuela.- dijo molesto, tomando jugando con su espada mientras daba la espalda.

-¿Quién será tu compañero, Jason?- preguntó Selina acercándose a Todd cargando a Isis.

-Tim es torpe, Damian insoportable y además creo que todos tienen clases.- explicó Jason.

-Iría contigo, pero tengo de instalarme.- se encogió de hombros la contraria.

-Yo estoy libre.- comunicó Cass alzando su brazo para llamar su atención.

-Prepárate, nos vamos en cinco minutos. Usaremos mí moto.- informó y se dirigió a buscar su chaqueta de cuero marrón.

-Tengan cuidado.- se despidió la señorita Kyle, a lo que Jason sólo asintió antes de que desaparecieran de su vista al descender hasta la Batcueva.

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-Esto está muy vigilado. Parece que estuvo planeando tomar el distrito hace mucho.- diálogo Dick al observar con el zoom de su máscara.

-Así parece, unos criminales están hablando sobre un mensaje que el Joker tiene preparado para Gotham.- informó tras escuchar la conversación con el micrófono de largo alcance ubicado en su oreja izquierda.

¡Mira, allí! Sigamos a esos hombres, seguramente nos guiarán a él.- sugirió Nightwing señalando a un grupo de al menos doce hombres.

-Se dirigen a un antiguo almacén de juguetes que fue usado por Oswald Cobblepot para esconder y traficar armas de fuego.- detalló el murciélago.

-Esto no me gusta, seguramente es una trampa.- comentó Richard.

-Síguelos, pero no intervengas. Me reuniré en un momento contigo.- ordenó Bruce sacando la batgarra para moverse entre los techos de los edificios.

Como dijo Bruce, el grupo de matones se dirigió hacía el el viejo almacén abandonado. El lugar era amplio, oscuro y con un ambiente lúgubre. Los vigilantes siguieron observando desde las sombras, hasta que unos pocos minutos después esos delincuentes fueron hasta una oficina, donde sacaron a tres personas, las cuales estaban atados a múltiples cargas explosivas.

-Vaya, vaya, vaya...pero si es nuestro querido amigo, Karl... ¿Puedo llamarte Carlitos? Claro que puedo.-comenzó a dialogar el Príncipe Payaso del Crimen quien se acercó con una navaja en la mano y limpiando unas manchas de sangre de su rostro con un pañuelo.

-¡¿Porque está mí família aquí?!- exclamó el hombre atado a la silla, tratando de zafarse de las cuerdas.

-Papá. ¿Por qué estamos aquí?- preguntó el hijo del hombre.

-No lo...- fue interrumpido por el Joker.

-Sí, sí lo sabes. Dile a tu familia que te rehusaste a hacerme un favor, a quien te perdono la vida por estar en un momento y lugar erróneos hace dos años.- lo hizo callar tapando su boca y explicó porque era que estaban allí.

-¿Cómo iba a conseguir colocar una bomba en un centro comercial?- preguntó Karl con gran desespero.

-Colocándola, como todo el mundo hace, tampoco es que sea tan difícil...la colocas en la cocina de un restaurante y los fuegos artificiales aparecerán sólos. Por cierto, no me vuelvas a babear la mano o te cortaré en pedazos y te daré a comer al perro de tus vecinos...posiblemente lo haga de todos modos.- argumentó el payaso haciendo gestos algo exagerados.