P.O.V. Narrador.
Ouma comenzó a cambiar.
A veces despertaba desorientado, no sabía dónde estaba, qué hora, año y día era, solía deambular por su casa como si fuera la primera vez que estuviera ahí, tenía cambios de personalidad; en cierto punto se encontraba enojado y agresivo, luego se calmaba y jugaba con Golfo, y después solo terminaba tirado en el sillón llorando, volviendo a la cárcel de sus recuerdos.Aunque sin duda lo peor que le sucedía eran las alucinaciones, incluso llegó a pensar que su padre estaba frente a él mientras dormía, esperando el momento correcto para matarlo, también llegó a pensar que su madre lo llamaba, pero en realidad solo eran los empleados de la compañía telefónica, así que terminaba gritándoles cosas como "¿por qué no vuelves?", "¿tienes una mejor vida allá sin mi?" y finalmente colgaba.
The truth is not one kore wa marude oni shika i nai onigokko
No answer kangaesugi te deinei ni hama maru tenkei teki bōfura
tantan to nukiashi de kyōkyō to sashi ashi de hyōhyō to shinobiashi de saguru
koto no yoshiashi o tsukitsume te oitsume te mitsume te goran zehi
kazu no bōryoku FAKE! FAKE! FAKE!
nini dōkō FAKE! FAKE! FAKE!
danjo byōdō FAKE! FAKE! FAKE!—Cállate...—Dijo Ouma en voz baja mientras su teléfono sonaba. Era Saihara.
Dejó que el teléfono siguiera sonando, pero llegó a hartarse, pues le seguían llamando, sin parar.
—...¿Hola?—Dijo la voz de Saihara al otro lado del teléfono.
—¿Quién eres?—Respondió Ouma confundido.
—Sé que estás enojado... Pero no finjas que no me conoces, por favor...
—No puedo reconocer tu voz.
Saihara tragó saliva, estaba confundido, ¿cómo que no reconocía su voz?
—Soy Shuichi Saihara.
—¿De donde nos conocemos?
—No es una linda historia...—Ambos guardaron silencio.—Iba a suicidarme y tú me salvaste.
—...No lo creo...
—¿Huh? ¿Por qué no?
—No soy una... Buena persona...—Ouma sonaba cansado, le costaba respirar.
—Ouma... ¿Qué te sucede?—Preguntó Saihara preocupado pero no hubo respuesta, solo una respiración agitada.—¿Sigues ahí?—Volvió a preguntar, y segundos después solo se oyó como si algo o alguien hubiera caído al piso, pero la llamada seguía en curso.
—¡OUMA! ¡OUMA! ¿SIGUES AHÍ? ¿ESTÁS BIEN? ¡OUMA!—Gritó Saihara pero no hubo respuesta.Saihara colgó, agarró una chaqueta de su armario y salió de su casa para dirigirse a la de Ouma.
Había pasado casi 1 mes desde que Ouma no asistía a la escuela, incluso los profesores ya lo han dado de baja en algunas materias, algunos piensan que simplemente está por ahí, pero Saihara sabía que no era así, ya que Ouma era alguien bastante inteligente y le gustaba aprender todo tipo de cosas nuevas, incluso lo hacía tan rápido que se aburría en clases, así que salía a practicar su skate, porque decía que aunque supiera el nombre y los pasos a seguir, requería que los trucos se intentasen más de 20 veces, y en esas 20 veces, aprendías algo nuevo.
Sin duda algo que Saihara admiraba de Ouma era esa parte de él, cada vez que intentaba un nuevo truco se caía, se lastimaba e incluso llegaba a frustrarse que lanzaba el skate... Pero nunca se rendía, y al día siguiente volvía a encontrarlo en la salida o en los recesos practicando aquel truco otra vez, perfeccionándolo, puliéndolo, incluso si dolía y frustraba, seguía ahí... Y no se rendía.
P.O.V. Saihara.
Llegué a su casa y como sospeché, tenía una llave bajo el tapete de entrada, así que logré entrar rápidamente... Para encontrar a Ouma tirado en el piso de su habitación mientras Golfo intentaba despertarlo, lo acaricié y llamé a una ambulancia, estaba ardiendo y su respiración estaba entre cortada. Nunca sentí tanto miedo.
Llegamos al hospital, bajamos de la ambulancia y se llevaron a Ouma a una sala mientras que a mi me dijeron que me quedara en la sala de espera, solo se había desmayado... Supongo que es porque no ha estado alimentándose bien, también tenía ojeras y estaba bastante pálido, su salud no es la mejor en estos momentos.
—¿Shuichi Saihara?—Preguntó el doctor en el centro de la sala de espera, me levanté y asentí, él hizo lo mismo y me llevó a la habitación de Ouma.—Necesita descansar, pero quizás también necesite compañía.—Dijo sin más, le di las gracias y luego de despidió y salió de la habitación, dejándonos solos.
Después de un rato, Ouma abrió los ojos y se sentó en la cama mirando su alrededor.
—¿Saihara?—Me dijo con ojos llorosos.
—Sí, Ouma—Le respondí y lo abracé sutilmente, él seguía despertando pero aún así me rodeó la espalda con sus brazos. Un abrazo cálido y dulce, un abrazo que solo Ouma puede dar, un abrazo que se siente como en casa.
—Saihara... Lo... Siento...—Me susurró con una voz débil y enferma.
—¿Por qué lo sientes? Yo lo siento, no me di cuenta sobre tu episodio y solo te dejé... Pero eso ya no va pasar, eres realmente importante para mí así que nunca te dejaré.—Le respondí mientras lo pegaba más a mí, y no hubo respuesta; sólo un suspiro.
—Saihara... ¿Hay alguna cárcel peor que la de los recuerdos?—Se separó y me miró a los ojos, anhelando una respuesta.
—No lo sé, Kichi.
—¿Me... Dijiste Kichi? ¿Es un nuevo apodo?—Me preguntó con una sonrisa débil.
—Sí, supongo...—Le respondí mientras me rascaba la nuca por nerviosismo.
—Jejeje... Kichi... Me gusta. ¿Puedo ponerte yo un apodo?
—¿Uh? Sí, claro.
—Bien... Cariño.—Me sobresalté mientras lo miraba sonrojado, él solo reía y me miraba de manera divertida.—Oh cariño, eres un amor.
—Ah... ¿Por qué te gusta tanto ponerme así?
—¿Así cómo?—Me preguntó entre risas y le señalé mi cara que ya estaba totalmente roja.—Oh... Me divierte. Lo siento... Cariño.—Me dijo volviendo a reír mientras yo me sentaba en la silla junto a su cama cubriéndome la cara del sonrojo.
—Está bien... ¿Cómo te sientes Ouma?
—¿Qué pasó con Kichi?—Me hizo un puchero con sus ojos y suspiré.
—¿Cómo te sientes Kichi?—Sonrió.
—Raro.
—¿Por qué?
—Hace unos días... No, semanas... O quizás fue ayer... Uh... Bueno, un día me perdí dentro de mi mente, estuve visitando todos mis recuerdos, pero la mayoría no me gustaban, así que estaba frustrado y asustado, sin embargo; encontré uno diferente de los demás, era un lindo recuerdo... Podría vivir allí.
—Entiendo... Y, ¿por qué no has cuidado de tu salud?
—Oh, no es importante... Lo único importante es que mi cachorro esté bien.
—¿Cachorro? ¿Te refieres a Golfo?
—Sí, lo encontré en la calle hace unos días, tengo que cuidar que mi papá no lo vea. ¿Así que podríamos irnos?—Me quedé perplejo ante esa explicación.
—Golfo ya es un perro bastante grande, me contaste que tu padre está en la cárcel y tu madre está en un viaje.—Le dije—Kichi, estamos en el 2020.
—¿Qué? ¿2020?—Me preguntó con los ojos bien abiertos, algo perturbado.—N-No... ¿Acaso esta no es la enfermería de la escuela?
—Estamos en el hospital, Kichi.—Le dije mientras me acercaba a él.
—P-Pero... No puede ser... Y-Yo...—Tomé su mano.
—Kichi... Antes de este año, tú no me conocías.—Le dije mirándolo a los ojos y el se relajó.
—¿Entonces realmente estamos en el 2020?—Me dijo asustado.
—Sí... Kichi... Estamos en el 2020.
Ouma guardó silencio y se recargó en la cabecera de su cama, mirando hacia la pared aturdido, supuse que necesitaba dejarlo solo un tiempo así que salí de la habitación, él no se inmutó.—Doctor... Algo está mal.—Le dije al doctor preocupado mientras él me miraba atentamente.
—¿Sucedió algo con el paciente?—Me preguntó alzando una ceja.
—Creyó que estábamos en algún año de cuando él era un niño, pensó que estábamos en la enfermería de la escuela y que su familia seguía en casa... Yo... No sé qué pasa...—Dije preocupado, jugando con mis dedos.
—Entiendo... Tendremos que hacerle unos estudios, sin embargo no puedo hacerlos gratis ¿lo sabe?
—Sólo hágalos, los que sean necesarios.—Le dije desesperado.
—¿Qué tan importante es aquel joven para usted?—Me preguntó mientras anotaba algunas cosas en su carpeta.
—No podría expresarlo en palabras.—Despegó la vista de su carpeta y me miró.
—De acuerdo, necesito que de algunos datos en recepción, por lo que veo ustedes apenas tienen unos 17 años ¿cierto?—Me dijo mientras anotaba algo y cerraba su carpeta.
—Cumpliré 18 dentro de unos días.
—La recepcionista hablará sobre todo esto con usted, yo me enfocaré en hacer los estudios.
—De acuerdo, gracias.—Le sacudí la mano en forma de gratitud y despedida y finalmente se fue por el pasillo.
Ouma... ¿Qué te sucede?
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Skate Truce
Fanfiction"Oye ¿te sientes bien? ¿te vas a aventar de este lugar?" "Nope" Kokichi Ouma, un skater que quiere vivir su vida al máximo. Y Shuichi Saihara, un chico promedio con indicios suicidas. ¿Qué pasará?