#5 Se siente como en casa.

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Ouma rió.
—Bromeo, debiste ver tu cara.
—Cállate.—Dije molesto y Ouma siguió riendo para después separarse y mirar la luna.
—¿Crees que realmente haya un conejo allí?
—No lo creo, solo es un mar lunar.
—Pffft, yo creo que son lindos conejitos viviendo en la luna.
—Está bien... Puedes creer lo que quieras.
—¿Entonces también puedo creer en que no te irás?
—Eso tenlo por seguro.
Ouma me sonrió y tomó otro chicle.
Ouma podía estar seguro de eso, yo... He encontrado una razón para quedarme, lo que me asusta es... ¿Esa razón se irá?

P.O.V. Kokichi.

Después de ver un rato la luna mientras nos íbamos acabando mi caja de chicles de sandía, acompañé a Saihara a casa. Sus ojos y su cabello brillaban aún más bajo la luz de la luna, creo que es un chico lindo, incluso cuando lo tuve cerca pude olerlo... Olía a café, monster y algo más... ¿Soledad?

—Llegamos...—Dijo Saihara suspirando.
—Sip, ¿te divertiste?
—Sí, realmente lo disfruté, además pude ver que eres más bueno de lo que creía en tu skate.
—Lo sé, lo sé... Así que no te vayas, para que puedas seguir viéndome mientras aprendo más trucos, te impresionaré más cada vez.—Le dije presumiendo.
—Deja ese tema ya... No me iré, además ya me impresionas cada día más.—Me dijo algo apenado pero sonriendo. La verdad es... Que ahora me asusta perderte.
Nos dimos las buenas noches y comencé a caminar hacia mi casa. Como de costumbre solo estaba Golfo esperándome en la entrada.
—Buenos días, ya llegué.—Le dije y saltó hacia mi para lamerme mientras yo reía.
—Ven... Vamos a desayunar y a dormir, estoy bastante cansado.—Le dije acariciando su cabeza

Finalmente terminó la semana de suspensión de Ouma, y ya que Saihara y él no compartían clases, entres los 5 minutos libres que habían entre clase y clase Ouma iba al salón de Saihara a saludarlo y charlar un rato, se habían vuelto bastante cercanos.

Meses después.

P.O.V. Narrador.

Ouma se encontraba sentado en el sofá mirando la televisión, hacía tres semanas que no iba a la escuela y no se comunicaba con nadie, incluso Saihara iba a verlo pero... No terminaba muy bien.

—Ouma... Solo vine a ver si estabas bien...—Dijo Saihara conteniendo las lágrimas, no quería mostrar debilidad.
—¿Y QUIÉN TE DIJO QUE QUERÍA QUE VINIERAS?—Gritó Ouma furioso mientras apretaba sus puños.—¿QUÉ TE HIZO PENSAR ESO EH? ¿QUÉ TAN ESTÚPIDO PUEDES SER PARA PENSAR QUE NECESITO A ALGUIEN? ¡HE ESTADO SOLO TODA MI VIDA Y ASÍ MORIRÉ ASÍ QUE DÉJAME EN PAZ POR UNA MALDITA VEZ!—Volvió a gritar Ouma mientras le sangraba la nariz ya que se había tensado tanto que sus frágiles vasos sanguíneos colapsaron.
—Lo-lo siento... Cierto, yo... Soy un estúpido por pensar que me necesitas...—Respondió Saihara bajando la cabeza y dándose la vuelta, dejando las bolsas con Monster y chicles sabor sandía en el piso.
—Vete, Saihara.—Dijo Ouma limpiándose la sangre que salía de su nariz.
Saihara salió de la casa de Ouma y cerró la puerta sin hacer un solo ruido.
Ouma agarró la bolsa y comenzó a lanzar los Monster y los chicles por toda la casa, golpeaba las paredes, se tiraba al suelo y pataleaba mientras lloraba y gritaba.
—¿QUIÉN ERES? ¡DÉJAME DÉJAME!—Gritaba a la nada.

Eso fue lo qué pasó hace 1 semana, pero Ouma no lo recordaba, así que simplemente pensó que Saihara empezó a odiarlo.

Desde ese día no se bañaba, lo único que había comido era un plato de ramen, hot cakes y chicles de sandía, se hidrataba con Fanta de uva y Monster; Golfo le hacía compañía, Ouma nunca se olvidó de él, incluso seguía bañándolo y alimentándolo, Golfo era un perro hogareño así que salir no era lo suyo, le bastaba con salir a tomar el sol en el jardín, ladrándole a las personas, gatos y perros desconocidos que pasaran.

Skate TruceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora