Dos chicos no pueden evitar caer en las trampas del amor y mucho menos es su culpa haber nacido en una época con tantos prejuicios.
Todos estaban preparadas para la batalla que se aproximaba, al siguiente día, todos tendrían que decidir si quedarse o huir.
Ninguna de las dos opciones, ofrecía completa garantía.Tadeo al igual que Zacharias Smith, abandonaron Hogwarts, y no se volvió a saber de ellos, después volvieron a Hogwarts, pero al llegar el momento de la pelea, se escondieron con los de primero. No sé les benera el título de Hufflepuff, son unos cobardes, eso es como se les recordará.
Aslan y Nathan se quedaron en la batalla pues anteriormente ya estaban en el ejército de Dumbledore.
Quienes al principio se negaban a aceptar a Nathan.Kiara murió, lamentablemente.
Connor escapó al ver la situación.
Los alumnos que decidieron continuar con sus estudios en Hogwarts, seguían yendo.
Aslan, decidió continuar sus estudios para ser un auror.
Nathan, se encaminó a lo mismo, pero el a otro departamento más grande, jefe de oficina de los aurores.
—Hola querido...
—N-no me digas así en el trabajo... —Susurro el castaño, sonrojado.Aslan se mantuvo alejado de Thadeo y Connor.
Soy demasiado tonto, un Slytherin me tiene que defender porque yo... no puedo.
Pensaba el Hufflepuff, cada que veía a Nathan.Se mantuvo alejado también de Nathan, quería mantenerse lo más alejado posible de las personas que lo hacían sentir bien.
Nathan estuvo con Kiara, pero pronto descubrió, que las cosas no funcionaban, principalmente porque sólo le gustaba su físico. Y no, su actitud no era tampoco el problema, ella era un Ángel, pero no podía.
Aun así, Kiara pensaba que la amaba, Nathan vivió de apariencias durante esa relación que solo duró 4 meses.El rubio se acercó al rizado que yacía leyendo en la biblioteca.
—Veo que sigues recordando nuestro lugar.El rizado se sobresalto. —¡Nathan casi me matas de un susto!
El rubio reía.—Lo siento, lo siento.
—Y bien ¿A que vienes?
—¿No puedo visitar a un viejo amigo?
—Bien, sí, lo lamento. —Admitió el rizado con una risita.—¿Estas bien? Mh, se que es difícil... bueno ya sabes, con lo de...
—No, las cosas no funcionaban entre ella y yo... aún así era una buena amiga.Los dos bajaron la cabeza.
—Y... ¿tienes algún nuevo romance? —Pregunto el rubio con una sonrisa.
—N-no. —Los dos rieron. —De todos modos, tuve suficiente de eso.Nathan tomó una gran bocanada de aire antes de hablar.
—Sabes... a veces el amor es duro, es una jodida perra. Pero, debes darle una segunda oportunidad.
—Algún día, Nathan.Sonrieron.
—¿Qué vas a hacer cuando terminemos esta estupidez?
—¿Hables de la escuela, Nathan?
—Sí.El rizado reía.
Mientras el ojiazul lo veía, anonadado, ¿cómo podía reír tan libremente? Sus pequeños hoyuelos se le remarcaba cada que sonreía.
A veces, cuando reía mucho, se le cristalizan los ojos.
Sus rizos por más cortos que estén siempre estaban enredados entre sí.
Ojos miel, con un brillo sorprendente.
¿Cómo hacía eso?—¿Cómo...
—¿Cómo que?
—Nada, ehm... ¿Quieres ir por un café?
—¿Ahora?
—Sí, digo, no, mhhh ¿Hogsmeade?
—Ohh... claro, te veo allí, tengo que irme, tengo un castigo con Snape.
—¿Tú? ¿Castigo? ¿Desde cuand...
—Dijo que estaba muy cerca de ese chico. —Guiño un ojo con una sonrisa y se fue.