CAPÍTULO X

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Jolie siempre fue de las personas que planificaban las cosas antes de hacerlas, la improvisación no iba con ella, no era capaz de reaccionar apropiadamente ante las cosas espontáneas, prefería saber lo que pasaba, planear y tener control de la sit...

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Jolie siempre fue de las personas que planificaban las cosas antes de hacerlas, la improvisación no iba con ella, no era capaz de reaccionar apropiadamente ante las cosas espontáneas, prefería saber lo que pasaba, planear y tener control de la situación, se sentía más segura de ese modo. Para su infortunio, la vida estaba llena de sorpresas.

Por esa razón cuando Aiolos le pidió que fuera al Santuario con ellos se quedó estática; aunque no sabía si su estupor fue por una propuesta espontánea, porque conocería finalmente aquel lugar o porque tenía que saber algo y no le habían querido decir de qué se trataba. La sorpresa y espera la estaban matando.

La ansiedad recorría su cuerpo mientras sus pies se movían con dirección al Santuario, mantuvo sus sentidos más agudizados que nunca. Ya había conocido a Aiolos, Aiolia, Saga y Kanon, quienes se habían portado de manera educada, sin embargo, era desconocido si con los demás sería igual. ¿Qué pensarían de ella? ¿Ya sabían lo que era?

La francesa dejó una notita en casa avisando a sus padres que saldría con Aiolos, eso le otorgaba seguridad ya que ellos no protestarían.

Le pareció asombroso el hecho de que el Santuario no se encontraba lejos y tampoco se tenía que atravesar lugares peligrosos o trampas mortales. Siempre estuvo frente a sus ojos en aquella montaña colosal que le había parecido normal. El secreto era que el Santuario era imperceptible para los más altos satélites de espionaje, debido a que estaba protegido por la voluntad de los dioses.

Cruzaron un puente de piedra el cual atravesaba el lago, trasladándose escasos metros entre algunos árboles hasta que finalmente arribaron a la entrada del sagrado lugar.

No era nada particular el acceso, menos aún tenía algún indicio que diera pistas de lo que era en realidad, únicamente un arco de gran tamaño, de lo que parecía ser piedra caliza. Al estar de pie en ese lugar pudo notar que a la derecha, escaleras abajo por otro camino, se podía legar al pueblo de Rodorio.

Saga le dio una señal con la cabeza para seguir avanzando.

Su mirada iba por todos lados explorando el lugar, podía ver templos en ruinas, un Coliseo y pequeñas cabañas. Preguntaba algunas cosas sobre el lugar y ellos respondían, teniendo la sensación de que estaba en una excursión.

Mientras continuaban con el recorrido, Jolie se percató de lo que parecía ser un camino infinito, agobiándose en seguida al imaginarse pasar por eso. Era en estos momentos en los que agradecía infinitamente tener una resistencia sobrehumana.

En la cima de la montaña la apoteósica estatua de Athena se mostraba magníficamente, provocándole un brillo en la mirada a la francesa.

—¿Siempre tienen que caminar tanto? —les preguntó.

—Sí, ojalá puedas aguantar —respondió Kanon. Él y su hermano eran muy idénticos a simple vista, aunque mirando minuciosamente se podía ver una ligera diferencia en el color del cabello. Una ventaja que le otorgaba su condición era el súper olfato, con él podía darse cuenta de que su olor era distinto.

MOONLIGHT | Gemini SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora