CAPÍTULO III

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Abrió los ojos encontrándose enseguida con la mirada preocupada de la mujer de cabellos dorados con la que había pasado todo el día

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Abrió los ojos encontrándose enseguida con la mirada preocupada de la mujer de cabellos dorados con la que había pasado todo el día. Se preguntó cuál era el motivo de la expresión en su rostro, luego de unos segundos, recordó todo lo que habían divisado sus ojos anteriormente. A causa de ello se incorporó violentamente sobre el sillón en el que estaba y miró a todos lados con inquietud.

   —¿Y el chico? ¿Fue un sueño? ¿Sigue muerto? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —Jolie la atacó con sus interrogantes.

   —Hey, hey, relájate. —Arene colocó sus manos sobre los hombros de la joven—. Primero, estás muy agitada; segundo, no, no fue un sueño, el chico está... vivo, es real y fueron dos horas las que estuviste desmayada.

   Su rostro debió gesticular un semblante lo suficientemente gracioso como para que los labios de la mayor formarán una sonrisa. Jolie no entendió cómo podía darle risa algo así.

   —¿Dos horas? —Alzó las cejas con sorpresa—. ¿Dónde está? —Sus ojos se movieron con rapidez por toda la estancia.

   —En la habitación, vamos te llevo, seguramente querrás hacerle muchas preguntas. Eres demasiado curiosa. —A la fuerza la levantó del lugar donde se hallaba.

   —No estoy segura, tal vez ya deba irme a casa, será después. —Se giró con dirección a la puerta, resistiendo la fortaleza de Arene. Ese hombre había estado en coma tanto tiempo y ahora que recuperó la conciencia, la mayor esperaba que ella actuara con naturalidad. No, definitivamente se sentía aterrada.

   —¿A dónde crees que vas? aceptaste ayudarme con él —regañó.

   —Sí, ya la ayudé, él ha despertado, estará bien con usted, yo me retiro, buenas noches —habló rápidamente, forcejeando con la rubia.

   —Por favor —pidió—. No me obligues a usar mi posición como alfa.

   Sus ojos que eran de un tono azul muy claro se veían más brillantes que nunca, llegando a ser blanquísimos, tanto como la luna misma. Jolie y su loba interior se encogieron en su lugar.

   —Pero ¿y si es un asesino? No creo que lo mejor sea tenerlo aquí —expresó con temor.

   —No es un asesino —Arene, afirmó.

   —¿Cómo está tan segura de eso?

   —¡Lo sé y ya! —clamó a punto de sacar los colmillos—. Te aseguro que nosotros somos más mortales que él.

   Dudó unos segundos más hasta enunciar su respuesta. Era demasiado complaciente para su propio bien.

   —Bien, vamos a verlo —resopló aflojando su cuerpo.

   Se introdujeron al dormitorio, él estaba sentado en la cama cubierto con unas cobijas y mirando hacia la ventana, inmerso en sus pensamientos, o eso suponía Jolie, ya que cuando entraron ni siquiera se inmutó ante su presencia. Olió una emoción de alegría en él, era obvio porqué.

MOONLIGHT | Gemini SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora