Capítulo n. 6,
C A S T I G O
Tu cuerpo tiritó, te abrazaste más mirando la puerta con ojos vacíos, esperando sentir esa calidez perdida de hace días. Tu madre te había encerrado, no te dejaba volver a la biblioteca y buscar el manga era imposible, sin saber qué había hecho con el, no tenías oportunidad de quedártelo o esconderlo. Fue más estricta durante todos esos días, ni siquiera te dejaba salir de tu cuarto, comprendiste que era tu castigo, pero no entendiste qué hiciste mal. Solo querías hacer algo diferente, descubrir nuevas cosas, pero simplemente terminaste peor.
Tus ojos se aguaron, tenías una respiración lenta y pausada, casi como si estuvieras muerta en vida, no habías visto la luz del sol porque te negaste a abrir las cortinas, no querías ver cómo otras personas eran ajenas a tu sufrimiento, viviendo felizmente, despreocupadas.
Tu aspecto se volvió más oscuro; los pelos llenos de nudos, ojos hundidos, ojeras, piel más pálida, incluso llegaste a perder peso. Empezaste a desarrollar un pequeño tic, necesitabas parpadear mucho para comprender que realmente estabas viva y no era un sueño, por eso, tus horarios nocturnos se vieron afectados, apenas dormías, porque no querías despertarte sabiendo la asquerosa realidad que te esperaba después de un hermoso sueño.
Pero ya no sabías diferenciar entre tu vida normal o tu imaginación, antes ya habías empezado a escuchar cosas e incluso llegar a verlas, sin embargo ahora era peor, la falta de sueño afectó considerablemente, a cada rato escuchabas pisadas o voces que te recordaban a ellos. Si bien en estos días no te atreviste a mirar por la ventana, la mayor parte fue porque no querías verlo. Sabías que no era real, aún así conseguiste ver a aquel personaje, como si fuera de carne y hueso, por si no fuera poco te saludó directamente. No volviste a ver algo así, pero sí a sentir su presencia, aquellos ojos que te seguían como un felino atento de su presa, era espeluznante pero te hacía querer estar con él, en vez de estar encerrada en tu triste cuarto, sin relacionarte con nadie.
El portazo de la puerta principal de asustó, eso solo significaba una cosa, tu madre te estaba advirtiendo de que se tenía que ir, y de que ni se te ocurriera hacer algo sospechoso. Soltaste el aire de tus pulmones como si lo estuvieras conteniendo todo este rato, con la mano temblorosa giraste el pomo de la puerta, mirando a un lado y a otro, insegura de salir de aquellas cuatro paredes.
Sin hacer ruido bajaste las escaleras, llegando al comedor, el único sonido era el de un viejo reloj, su ritmo marcó tu pulso, era tranquilo y relajado. No pudiste evitar rebuscar entre la estantería, no debías, pero querías conseguir aquel libro japonés para continuar la lectura. Revolviste todo lo posible, pero no encontraste nada, tampoco podías mirar en el cuarto de tu madre porque estaba cerrado con llave, seguramente se la había llevado.
Te sentaste en el sofá, abrazando tu figura, apretando las rodillas contra tu cara, cerrando los ojos fuertemente llena de frustración sumada con cansancio. Todo tu cuerpo se tensó considerablemente al sentir un cálido tacto a uno de tus costados.
─Hola.
Fue un murmullo suave, que erizó toda tu piel, apretaste más los ojos, esperando que se fuera.
─¿Me estás ignorando?
Su voz decayó, incluso sentiste tristeza en su tono. Te mordiste el labio fuertemente, tus nudillos se estaban poniendo blancos por la fuerza que ejercías, no debías estar sintiendo esto pero ¿por qué? ¿Por qué tenías que verlo, escucharlo y sentirlo? Nada tenía sentido. Nada era real. Tu mente solo te está jugando una mala pasada, cuando abras los ojos no habrá nadie, solo será tu imaginación jugando contigo. Sí... eso es, tu imaginación.
P̶e̶r̶o̶ n̶o̶ s̶a̶b̶e̶s̶ c̶ú̶a̶n̶ p̶o̶d̶e̶r̶o̶s̶a̶ p̶u̶e̶d̶e̶ s̶e̶r̶ l̶a̶ m̶e̶n̶t̶e̶.
Parpadeaste muchas veces, acostumbrándote a la imagen en frente tuya, tus ojos volvieron a ponerse vidriosos, e incluso estiraste una de tus manos para tocar su piel. Oh, bueno, era jodidamente real. Empezaste a pensar que te habías drogado sin querer, o que tu falta de sueño estaba actuando pero habías sentido su fría piel contra la tuya.
─¿Tengo algo en la cara?
Apartaste tu mano de su mejilla rápidamente, te quedaste callada, sin parar de parpadear constantemente, sin creer totalmente lo que estabas viendo.
─¿Por qué eres real?
Tu cuerpo tembló al ver su figura acercándose a ti, querías alejarte un poco pero tu cuerpo no respondió.
─Gracias a ti.
Sus brazos te rodearon, pero al sentir un fuerte dolor en el hombro se separó dándote una cálida sonrisa.
─Debo irme ya, tú debes despertar.
Despierta, despierta, despierta, despierta, despierta... ¡Despierta!
─¡Despierta mocosa! —estabas en la misma posición, con las rodillas en tu cara, abrazándote a ti misma— ¿Quién te dio permiso para salir del cuarto?
─L-lo siento.
Tus ojos se sentían cansados, tu cuerpo pesado, ni siquiera te atreviste a enfrentar la furia de tu madre, saliste de allí para volver a encerrarte en tu soledad. Tus ojos se posaron sobre tu mano, la que había tocado su piel, por segunda vez aquellos ojos brillaron con vida al recordar el tacto.
Tan real.
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𝗗𝗮𝘆𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺┃Kozume Kenma
FanfictionKozume Kenma x fem!reader Donde empiezas a alucinar, soñando despierta con tu personaje favorito de un manga. ⁿⁱⁿᵍᵘⁿᵃ ᵈᵉ ˡᵃˢ ⁱᵐᵃ́ᵍᵉⁿᵉˢ ᵐᵒˢᵗʳᵃᵈᵃˢ ᵉⁿ ᵉˡ ˡⁱᵇʳᵒ ᵐᵉ ᵖᵉʳᵗᵉⁿᵉᶜᵉ, ᵃˡ ⁱᵍᵘᵃˡ ᵠᵘᵉ ⁿⁱⁿᵍᵘⁿᵒ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᵖᵉʳˢᵒⁿᵃʲᵉˢ ˢᵒⁿ ᵈᵉ ᵐⁱ ᵖʳᵒᵖⁱᵉᵈᵃᵈ, ᶜʳᵉ́ᵈⁱᵗᵒˢ ᵃ ˢᵘˢ...