O5.

1.9K 293 68
                                    

Capítulo n. 5,

M I M O S

Era uno de esos días donde la lluvia chocaba contra la ventana, el viento azotaba los árboles de tu patio y lo mejor que podías hacer era resguardarte en casa bebiendo chocolate caliente, desperdiciando tu tiempo en mirar al infinito

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era uno de esos días donde la lluvia chocaba contra la ventana, el viento azotaba los árboles de tu patio y lo mejor que podías hacer era resguardarte en casa bebiendo chocolate caliente, desperdiciando tu tiempo en mirar al infinito. Esos días eran sagrados, debías permanecer en casa fuese lo que fuese, pero tu madre pensó que no ibas a tener tu glorioso día de relajación, o al menos no como tenías pensado.

─¡Cariño! ¿Puedes bajar un momento?

Entrecerraste los ojos, con un gruñido saliste de las sábanas, tallando tus ojos que estaban cansados, con pasos lentos bajaste las escaleras para ver a tu sonriente madre pedirte que entregaras algo a los Kozume.

─Haré tu cena favorita como compensación.

Asentiste agradeciendo las suaves caricias en tu cabello, agarrando el paquete y poniéndote un impermeable junto a un paraguas. Por lo menos a este punto la tormenta no era mucho problema, no hasta que casi llegaste a la casa de tu amigo, empezó a llover demasiado y tuviste que correr para no acabar nadando en la calle. Llamaste desesperada por resguardarte del frío viento, cuando la madre de Kenma abrió suspiraste aliviada, ella se sorprendió al verte allí cuando fuera había tal tempestad.

─Siento que tu madre te mandara a hacer el recado.

Le restaste importancia, pasando una toalla por tu cabello, intentando deshacerte de la humedad. Al mirar por la ventana la tormenta parecía empeorar, suspiraste agarrando de nuevo el paraguas pero la señora de la casa te detuvo.

─Cariño, puedes quedarte hasta que se calme, seguro que Kenma se alegra de verte, está en su cuarto. —te quitó la chaqueta colgándola en el perchero— Ah, y dile que te deje algo de ropa seca, estarás mejor.

Agradeciste con una sonrisa, tiritando un poco, ya que a pesar de llevar protección terminaste empapándote por completo. Entraste a su habitación sin llamar, riendo silenciosamente al ver al chico despeinado con una manta mientras no despegaba su vista de la pantalla.

─Kenma, ¿puedes prestarme ropa?

Tarareó afirmativamente, te volviste a su armario para agarrar la típica chaqueta del equipo, junto con unos pantalones de chándal cortos, cuando te cambiaste te tiraste en su cama, observando como jugaba. El sueño empezaba a apoderarse de ti, parpadeaste un par de veces, sintiendo los párpados pesados.

Abriste los ojos, viendo una habitación sin apenas muebles, estabas tirada en un colchón y todo parecía demasiado familiar. Te levantaste bruscamente, buscando la presencia de tu amigo pero no estaba por ningún lado, empezaste a asustarte cuando escuchaste una voz distorsionada a través de la puerta, seguida de golpes fuertes en la puerta, que parecía agrietarse de una forma anormal. De un momento a otro el sabor metálico de la sangre estaba presente en tu boca mientras tu visión se volvía borrosa sentiste como alguien te tomaba en brazos, la figura era distante, no podías apreciar bien sus rasgos, pero algo te hizo sonreír hasta que no pudiste más, cayendo en un oscuro vacío.

Te levantaste de golpe, con la respiración entrecortada, mirando hacia todos lados, las tonalidades cálidas de la habitación te transmitieron tranquilidad.

─Ah, iba a despertarte, mi madre ha hecho galletas.

Kenma estaba sentado en la cama, justo a uno de tus costados, frunciste el ceño, frotando los ojos sin querer recordar aquella r̶e̶a̶l̶i̶d̶a̶d̶ pesadilla. Por un momento sentiste la necesidad de comprobar que Kenma era real, te levantaste, abrazando por la espalda al chico, que no se movió y continuó su juego.

Disfrutando del calor que emanaba de su cuerpo empezaste a acariciarlo como si fuera un felino, él no se quejó de tus mimos e incluso cuando paraste para comer una galleta chasqueó la lengua agarrando tus manos para volver a colocarlas en su cintura, disfrutando de tu tacto. Cuando se cansó de jugar se rodeó para abrazarte correctamente, descansando su cabeza sobre tu hombro, ahora era Kenma el que te daba caricias, moviendo sus manos por tu espalda y respirando tu aroma.

Esperabas quedarte en casa sin hacer nada de provecho, pero por una vez te alegrabas de haber salido para poder tener una sesión de mimos junto con Kenma. Tu expresión decayó un poco al ver como la tormenta empezó a amainar, con un suspiro deshiciste el abrazo.

─Debería irme ya...

Murmuraste, levantándote de la cama, pretendiendo ir a cambiarte, tu ropa debería estar seca a estas alturas.

─No.

Te sorprendiste un poco al sentir como sus manos se agarraban firmemente a tu cintura, recostándote otra vez en la cama, colocándose encima de ti. Con una pequeña sonrisa acariciaste su espalda, notando como su respiración era más relajada.

¿̶P̶o̶r̶ ̶q̶u̶é̶ ̶n̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶e̶s̶ ̶s̶e̶r̶ ̶r̶e̶a̶l̶?̶

¿̶P̶o̶r̶ ̶q̶u̶é̶ ̶n̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶e̶s̶ ̶s̶e̶r̶ ̶r̶e̶a̶l̶?̶

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗗𝗮𝘆𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺┃Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora