Capítulo n. 10,
E S T O Y
A Q U Í
La máquina emitía un pitido constante, midiendo tu pulsación, que ahora era estable. Abriste los ojos sintiendo como una ola de dolor recorrer cada centímetro de tu piel, las luces hicieron que tus ojos picaran, tu respiración era pesada y no sentías parte de tu brazo izquierdo. Moviste tu cabeza para mirar hacia ambos lados, encontrándote con una habitación de hospital desolada. Todos los recuerdos e información chocaron contra tu mente consecutivamente, quedaste paralizada durante unos segundos, con algunas lágrimas fluyendo por tus mejillas. Tu cuerpo tembló abrazándote a ti misma como pudiste, ya que tenías medio brazo destrozado y estabas conectada a varios cables.
Todos fue tu imaginación, todo este tiempo tan solo estabas soñando despierta con tener esa realidad, te hubieras hundido más en tus pensamientos de no ser porque el sonido del chirrido de la puerta te alertó, te limpiaste las lágrimas rápidamente viendo como un doctor sonreía, volviendo a dejarte sola durante unos minutos y regresando con tu madre. Tu verdadera y asquerosa madre.
─¡Oh, pequeña! Me has dado un gran susto, estaba tan preocupada.
Rodeó tu figura con cuidado de no hacerte daño, posando sus labios cerca de tu oído.
─No sé por qué mierdas estas montando este numerito, pero más te vale no volver a hacer algo así.
Susurró, provocando que un escalofrío recorriera tu columna vertebral.
─Por favor, señorita, deje que hagamos un chequeo rápido, en seguida podremos darla el alta.
─Muchas gracias doctor.
Puso una cara triste, acariciándote la cabeza como si realmente se preocupara por ti. Falsa apariencia. No querías seguir aquí, no podías aguantar quedar atrapada en tu triste mundo.
Cuando terminaron de revisarte le aconsejaron a tu madre llevarte a un psicólogo, para ver si había algo que te impulsase a autolesionarte de tal manera. Claro que hay razones, todas radican del mismo sitio, pero pensaste que simplemente fue tu problema, no estabas hecha para vivir una vida propia, estabas destinada a ser una inútil marioneta.
La puerta de casa se azotó con fuerza, nada más pasar por ella tu madre comenzó a gritarte. Eran palabras vacías. No te paraste ni a mirarla, caminaste con pasos decididos a tu cuarto, encerrándote allí.
Te sentaste lentamente en tu cama, mirando a un punto fijo, todo se fue derrumbando poco a poco en tu mente, pero no gritaste, no derramaste más lágrimas, definitivamente te habías roto. No sentías dolor psicológico.
Cerraste los ojos, tomando varias respiraciones profundas para controlar el temblor y cosquilleo que recorría tu cuerpo, pateaste el suelo a un ritmo constante, apretando los puños, soltando un último suspiro te levantaste abruptamente, con una mirada vacía caminaste por la casa hasta llegar a la entrada, posando la mano en el pomo, tus acciones fueron interrumpidas por un tirón en el brazo izquierdo. Un quejido salió de tu boca al sentir como la herida se abría, al igual que algo de sangre se impregnaba en tu ropa.
─¿Dónde crees que vas maldita mocosa?
Miraste el ceño fruncido y la agria expresión de tu madre, por un momento tu cuerpo se paralizo al verla, sin embargo lo sucedido los últimos días hizo que tu mirada se volviera helada, ahora provocando miedo en tu madre.
─No debes preocuparte por mi a partir de ahora.
Tu voz era grave, carrasposa, parecía que hacía mucho que no hablabas.
─¿Qué estás...?
Murmuró aflojando su agarre, aprovechando la situación te chafaste de sus zarpas, dándole un último vistazo a su cara desconcertada. Tus labios se curvaron y tus ojos se cerraron, sonreíste hacia ella, cerrando la puerta, bloqueándola como pudiste. Aspiraste el aire fresco de la tarde, el sol estaba por ponerse, ya había algunas nubes mezclándose con los tonos oscuros de la noche mientras que la calidez de los rayos de sol se iba. Con pasos tranquilos diste un pequeño paseo hasta la autopista más cercana, en todo ese transcurso no dejaste de tararear una melodía tranquila, si las personas se fijaran ahora en ti dirían que eras la personas más feliz del mundo.
Que se pudran todos.
Observaste la carretera, los coches o camiones iban y venían a velocidades vertiginosas a tus ojos. Paraste en el arcén, observando las líneas blancas del centro, notando cómo un camión se aproximaba. Meneaste la cabeza terminando la melodía, con una pequeña sonrisa corriste hasta el centro de la carretera escuchando el claxon del automóvil, las luces te deslumbraron y por un segundo sentiste como todo tu cuerpo eran pedacitos de vidrio destruidos, pero al segundo después simplemente no sentiste nada.
La luz que te cegó en un principio se fue aclarando, dejando paso a que tus ojos viajaran por un túnel oscuro donde ahora lo único que brillaba era el final, tus pies se movieron solos hasta el final, donde el brillo hizo que cerraras los ojos, cubriéndote la cara por unos instantes. Al sentir como la luminosidad era menor te destapaste para sonreír una vez más, pero esta vez fue de manera sincera.
─Te estaba esperando.
Kenma te miró fugazmente, con una ligera sonrisa, antes de seguir jugando con su consola, hizo un ademán para que te sentases a su lado, obedeciste, sin poder esperar para estar a su lado para siempre.
Vuestros cuerpos volvieron a encontrarse, esta vez sin ser parte de un sueño.
Ahora estás en un lugar mejor ¿no?
T H E E N D
JJsjdjs como que lo hice un poco retorcido no? por si no se entendió los capítulos pares eran la realidad y los impares sueños, al final se terminan mezclando un poco.
espero que les haya gustado, a mi no tanto, siento que es una de las historias que no me gusta junto con la de Suga ;)
en fin,
¡gracias por todo el apoyo!
V.
Revisado; 18/1/21
Editado; 08/11/21
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𝗗𝗮𝘆𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺┃Kozume Kenma
FanfictionKozume Kenma x fem!reader Donde empiezas a alucinar, soñando despierta con tu personaje favorito de un manga. ⁿⁱⁿᵍᵘⁿᵃ ᵈᵉ ˡᵃˢ ⁱᵐᵃ́ᵍᵉⁿᵉˢ ᵐᵒˢᵗʳᵃᵈᵃˢ ᵉⁿ ᵉˡ ˡⁱᵇʳᵒ ᵐᵉ ᵖᵉʳᵗᵉⁿᵉᶜᵉ, ᵃˡ ⁱᵍᵘᵃˡ ᵠᵘᵉ ⁿⁱⁿᵍᵘⁿᵒ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᵖᵉʳˢᵒⁿᵃʲᵉˢ ˢᵒⁿ ᵈᵉ ᵐⁱ ᵖʳᵒᵖⁱᵉᵈᵃᵈ, ᶜʳᵉ́ᵈⁱᵗᵒˢ ᵃ ˢᵘˢ...