Capítulo VIII - Decisión.

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El celular vibraba en su bolsillo, una, otra y otra vez. El joven alfa comenzaba a sentir que era casi una tortura y solo atinaba a caminar con más rapidez.

No hacía mucho que había logrado llegar a un lugar cerca de su departamento, se sentía mal por haber dejado a Zee en la manada, se fue sin decir si quiera un adiós o dar alguna razón por la que no quería regresar con él y sabía que eso preocuparía al mayor, pero no pudo evitarlo.

Cuando estaba llegando a su departamento el celular sonó una vez más: mensajes y llamadas.

Saint cerró la puerta, dejó el celular en el mueble de la entrada y caminó a su habitación. No se detuvo si quiera a encender las luces o a tomar un poco de agua a pesar de que sentía la boca seca, en su mente solo deseaba llegar a su cama y dormir, quería olvidarse de todo por unos momentos.

Mientras tanto el celular continuaba sonando, quizá apagarlo hubiera sido una mejor idea, sin embargo para Saint, aun cuando lo ponía nervioso, el sonido también era reconfortante. No podía explicar lo bien que se sentía saber que había alguien que se preocupaba por él, que lo estaba buscando... ¿no era eso algo terrible? ¿Sentirse bien por la desesperación ajena?

El dolor en su pecho y el sonido constante del celular lo llevaron al sueño.

.

.

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Al día siguiente se despertó y no queriendo hacerlo busco su celular, lo conectó ya que la batería estaba muerta y espero unos momentos antes de poder encenderlo. Durante esos minutos pensó en si mejor solo salía al trabajo sin celular, no quería enfrentarse a la realidad.

Dio un largo suspiro y despeino su cabello antes de volver a tomar el celular en sus manos y encenderlo.

Logró ver el último mensaje que Zee había enviado.

"Lo siento"

Su corazón salto un latido ¿Por qué?

"¿dónde estás?

¿Por qué te fuiste?

¿Hice algo mal?

¿Te hizo algo el líder de la manada?

¿Estás bien?

Saint, por favor contesta estoy preocupado

¿Llegaste a casa?

Estoy llamando ¿Por qué no contestas?

De verdad Saint ¿estás bien?

No debí llevarte ahí ¿cierto?

Solo te estoy ocasionando problemas, tú mismo lo dijiste cuando hablamos con Perth

Sé que estoy aferrado a lo que siento por ti, sé que es una molestia para ti ¿por eso te fuiste?

Lo siento."

Saint se quedó leyendo una y otra vez los últimos mensajes ¿Por qué había llevado a que Zee escribiera eso? Podía imaginarlo, podía sentir el dolor del otro alfa.

¿Por qué estaba siendo tan egoísta?

Cierto, ni siquiera era realmente él, si no ese animal hibrido que vivía dentro de él, era culpa de esas feromonas que manipulaban las emociones de Zee, si solo él fuera más normal...

"¿Por qué eres así?" se reclamó a si mismo mientras apretaba el celular.

"Está bien, está bien, solo tengo que mantener la distancia y todos estaremos bien" se dijo a si mismo antes de comenzar su día.

...

Saint caminaba de regreso del trabajo, todo había estado tranquilo durante el día, sin mencionar un leve dolor en el pecho que no parecía querer dejarlo en paz. Pensó que todo iría de la misma forma hasta llegar a su departamento, pero el camino que tomó sin pensar le tenía preparado otros planes.

Suppapong reconoció el lugar, los locales de aquella calle parecían acrecentar el dolor en su pecho, comenzó as entirse incómodo. Sin embargo, todo era soportable hasta que el lugar se llenó de un aroma que Saint no podía confundir.

"No, no, no, no" fueron las palabras que se repitió a si mismo antes de girarse y encontrarse de frente con el dueño de aquel aroma. Entonces, en un par de segundos, las feromonas del hibrido llenaron el lugar, se dispararon sin que Saint pudiera evitarlo.

—Zee, por favor no te acerques más –habló Saint tratando de poner distancia entre ellos con su brazo.

Observó al mayor, había algo diferente en su mirada, podía notarlo ya que parecía no estar siendo afectado por las feromonas ajenas... bueno, como podría cuando su animal interno había inundado el lugar sin su permiso.

Mientras Saint pensaba eso su mano fue tomada con brusquedad y fue llevado lejos y, sin cuidado alguno, fue azotado contra la pared de un callejón donde nadie podía verlos.

El más joven quiso quejarse, alejarse, decir cualquier cosa, pero cuando observo de nuevo la mirada ajena su sangre se congeló.

"¿siempre era así?" pensó, cada vez que sus feromonas salían ¿era así como Zee reaccionaba? ¿Era así el verdadero alfa que lo había ayudado?

De nuevo su corazón dolía.

—Perdóname, perdón por ocasionar esto en ti, perdón por manipular tus emociones, por hacerte actuar solo por instinto, perdón por alejarte, por hacerte creer que soy el destinado con el que sueñas –soltó con pena ante la mirada nublada del alfa. –Déjame ir Zee, por favor no podemos seguir viéndonos, no puedo hacernos esto.

El agarre de Zee se suavizo y Saint no perdió la oportunidad para soltarse y correr lejos. Nuevamente estaba huyendo.

Su celular sonó cuando estuvo lo suficientemente lejos.

Saint contestó.

—No quiero verte ¿no es eso claro?

—Disculpa, hace un momento ¿te lastime? –había ignorado sus palabras y había ido directo hacia lo que le preocupaba. –No sé qué fue lo que paso, pero tu voz no parece que haya sido algo bueno ¿estas bien?

—Estoy bien, pero no quiero verte ¿entendiste? –hubo silencio.

—Saint escúchame y dime ¿Qué pasó? Realmente ¿hice algo malo? –Saint se mordió el labio sin saber que más decir.

—No hiciste nada malo, ni ayer ni hoy solo... –dio un largo suspiro. –Lo dije en un principio ¿no? Solo estaríamos cerca hasta que encontrara ayuda y eso ya sucedió, ahora no tenemos razón para estar juntos, no quiero verte.

Sus pasos se detuvieron mientras la respiración entre cortada se escuchaba al otro lado de la línea.

—Saint te quiero, no puedes ¿darme una oportunidad?

Esas palabras, esas palabras hacían eco en su cabeza, sabía que tarde o temprano las escucharía salir de los labios ajenos y tenía tanto miedo, ahora más que antes.

—Eso es mentira, no puedo creerte que me quieras Zee ¿Por qué lo harías? Apenas nos conocemos –soltó con calma.

—Es la verdad, si no quieres creerlo está bien pero es cierto, te quiero eres...

—No lo digas, no digas esa palabra porque es mentira, solo me quieres por lo que crees que soy para ti, pero eso es falso, falso como lo que crees sentir por mí...

De nuevo hubo un prolongado silencio. Saint se contenía porque estaba a punto de llorar, él había esperado que Zee dijera algo que lo convenciera de que lo que sentía iba más allá de lo que ambos habían creído.

—No nos volveremos a ver.

Colgó sin decir algo más, sin dejar a Zee decir nada, las palabras se habían quedado atascadas en su garganta.

Serendipia | ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora