Capítulo XI - Calma

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 "Lo que de verdad quieres es que traiga a Zee ¿no es así?" preguntó sin detenerse a pensar en ser sutil.

Ahora había pasado una semana desde su avance, su lobo ya era más flexible a la hora de contestar cuando estaba meditando, pero aún era renuente a dejarlo conectar fuera de trance. Saint buscaba la manera de hacer un trato, al menos ya no estaban en malos términos y quizá si daba en el punto su lobo lo dejaría recrear el lazo ente ellos.

La mención de Zee le dio ese destello que estaba buscando, pero el dolor en su pecho se intensifico, desde aquel avance de hacía una semana apenas lo había notado.

"¿Por qué estás tan obsesionado con él? Sé que no podemos tener un destinado ¿por qué Zee?"

El dolor se calmó, pero Saint no pudo sentir más a su animal.

Pasaron unos minutos donde Saint continuo intentando conectar, pero no pasaba nada.

—Creo que deberías descansar, al menos ahora ya no estas abrumado con las emociones

—Sí, pero no he logrado más nada y se molesta cuando menciono a Zee, de esta forma no llegare a ningún lado, debo continuar no puedo seguir quedándome aquí, tengo trabajo y mis padres están preocupados.

Dicho eso cerró los ojos y volvió a intentar conectar. Jimmy lo observaba preocupado.

"Oye, creo que debemos hablar seriamente, sé que tienes una afición con ese alfa, pero hay algo que estás pasando por alto y es que "Tú" no eres su destinado, sabemos bien que Zee desea uno, su sueño es encontrar a esa persona y si te encaprichas con él de esa forma le estas quitando la oportunidad de conocer y tener eso que tanto quiere ¿eso es lo que deseas? ¿Quieres hacer sufrir a Zee?"

De nuevo sintió dolor en su pecho, un dolor fuerte que se extendió por todo su cuerpo.

"No ganas nada haciéndome sentir dolor, no ganamos nada estando en esta posición. No sé lo que pienses, pero yo de verdad empecé a quererlo, así que no quiero que lo manipules con las feromonas, no quiero que juegues con sus emociones, solo eso te pido, dejemos que Zee haga su vida"

Más dolor, pero era diferente, se sentía como simple tristeza.

"Seamos sinceros, si prometes no usar más tácticas engañosas quizá podamos encontrarnos con él o con alguien más y tener una historia que no termine mal"

Entonces pudo reconocer esa tristeza, pudo ponerle nombre a ese sentimiento, era un "corazón roto" su animal interno estaba llorando, estaba triste.

Saint rio un poco, él también estaba triste, él también tenía el corazón roto.

...

Al día siguiente se despidió de todos en la manada, era momento de que se fuera pues ya había logrado lo que había ido a buscar.

—Algo triste que tengas que irte tan pronto, quiero decir apenas lograste conectar y nos dejas –comentó Tommy al lado de su pareja.

Saint se sintió un poco mal.

—Lo siento, he estado mucho tiempo lejos de mi casa, quiero ver a mis padres y contarles acerca de lo que descubrí, además de que creo que ya no tengo trabajo.

Tommy asintió entendiendo.

—Si necesitas algo ya sabes que aquí estaremos, también visítanos siempre que quieras –habló Perth.

Por un momento el joven hibrido pensó en quedarse, en regresar y hacer de esa manada su nuevo hogar, realmente se lo estaba planteando, pero por ahora solo se quedaría como una idea.

—Regresaré de visita, se los aseguro, por ahora debo irme.

Tomó sus cosas y partió sintiéndose inmensamente agradecido con todos en ese lugar.

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.

.

Como lo había dicho Saint visitó a sus padres, se quedó junto a ellos un par de días, buscando el calor de hogar, el amor de su familia que recargo por completo su energía para poder regresar a su vida de antes.

Entonces cuando iba de regreso a su departamento después de su corta estadía en casa de sus padres se encontró con alguien que no esperaba ver.

Sus miradas se encontraron y Saint sintió su corazón saltar.

"¿Aun no estamos satisfechos con la cantidad de emociones?" bromeo Saint para sí.

Camino a paso lento hacia la persona que estaba frente a él, ya se habían visto no podía evitar el ir a saludar.

Cuando estuvieron frente a frente las palabras no salieron, se quedaron viéndose por un par de segundos, un par que se sintió eterno, pero curiosamente no era incomodo como lo hubiera esperado.

Aun así Saint agradeció cuando el contrario se animó a hablar y rompió el silencio que les rodeaba.

—¿Quieres ir a tomar algo? –preguntó el más joven a lo que Saint aceptó sin vacilar.

El par se adentró a un pequeño café que estaba cerca, estuvieron ahí un par de horas conversando de todo y nada, sus pláticas siempre eran satisfactorias, ambos estaban felices de que aun pudieran hablar con tanta naturalidad.

Incluso aun sentían confianza entre ellos, lo que le permitió a Saint contar todas sus aventuras desde que conoció a Zee.

—Creo que eso explica porque llegué a tener dudas cuando comenzamos a salir.

Saint escuchó esas palabras y su pecho se oprimió.

—Sí, todo parece ser que fue artificial –comentó con un resoplido al final de sus palabras.

—Espera ¿crees que lo que sentí por ti fue falso? –Saint no dijo palabra, no estaba seguro de que contestar aunque él creía que un "Sí" era la respuesta correcta. –Creo que me malentendiste, tuve dudas en un principio solo sobre el hecho de ser destinados, algo se sentía extraño en todo eso, pero lo que sentía por ti siempre estuve seguro de que era amor, me duele que creas que todo fue artificial Saint, sé que lo de nosotros no funciono pero eso no significa que lo que sentí haya sido falso, no decidas por ti mismo lo que los demás sienten.

Saint guardo silencio, se sintió mal por aquellas palabras, era cierto que estaba siendo injusto con las personas solo porque había descubierto que él podía manipular un poco las emociones.

—Creo que estas confundiendo las cosas, no es lo mismo un simple enamoramiento, el querer a alguien o sentir cariño al, claramente, amar a alguien, nunca podrás manipular a alguien para que llegue a amarte y yo te amaba Saint –dijo con fuerza.

Esas palabras calaron en el pecho del hibrido.

Perth se levantó y con apenas una sonrisa se despidió del contrario.

Ambos sabían que todo estaba bien entre ellos, que las cosas se habían arreglado y que aún se querían, a pesar del tiempo, de los daños, si uno necesitara ayuda podía confiar en que el otro estaría ahí.

Saint suspiró. Después de aquel encuentro ahora su mente estaba un poco más calma, aclarada, pero aún tenía un dolor en el pecho.

Serendipia | ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora