Herida de muerte

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Ya había pasado un mes, y Diego seguía sin hacerle ni caso a Alberto. Era miércoles, un día raro, y ambos se encontraban en dibujo técnico. En ese momento Alberto se encontraba tranquilo pese a la dificultad de los ejercicios. Todo parecía indicar que iba a ser un día normal, sin altercados reseñables. En ese momento un compañero al cual odiaba empezó a decir sandeces insultando a colectivos ideológicos a los que Alberto pertenecía. Harto de la impertinencia de ese compañero, se dio la vuelta y le lanzó una mirada asesina. Segundos después se giró y empezó a recoger para marcharse. Jamás puedo imaginar los hechos que iban a acontecer. De repente, de la nada, Diego comenzó a justificar los ataques del compañero realizándole diversos reproches a Alberto.

Este último se fue de allí enfadado y decidido a olvidarlo para siempre, no iba a tolerar que NADIE le hiciese eso. 

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