SPOV
"¡Venga despertaos!" bramó una voz. "¡Es un mini terremoto!" continuó mientras la cama empezaba a temblar.
Theo y yo nos despertamos con una sacudida. Me cogió entre sus brazos, intentando protegerme de la extraña fuerza que había descendido sobre su habitación. Me pregunté si de verdad había un terremoto. ¡Pero no! Sólo era un musculoso idiota de 1,93 metros y 110 kilos al que con cariño me refería como hermano mayor.
"¡Buenos días, niños!" Emmett se rió por lo bajo. "¡Bonito pelo, los dos!"
"Emmett, ¿qué estás haciendo en mi habitación?" preguntó Theo, la irritación patente en el tono de su voz.
"He venido por mi hermanita para llevarla a desayunar," explicó Emmett. "¡Sólo nosotros dos, Squirt! ¡Ponte unos vaqueros y ve al piso de abajo!"
"¿Y si no me apetece levantarme ahora mismo?" le desafié, frunciendo el ceño.
Emmett se inclinó sobre la cama y sonrió malignamente. "Mandaré a Kat para que te vista."
Levanté las mantas tan rápido y fuerte que un pico le dio a theo en la cara.
"Oh, lo siento Theo. ¡Ka!"
"No pasa nada," se rió por lo bajo. "Lo entiendo completamente."
"¡Bonito pijama, Teddy!" Emmett se rió.
Empujando las mantas había revelado los pantalones del pijama de Theo. Dijo que Kat se los había comprado de broma, pero se los ponía porque eran cómodos. Los pantalones eran negros con manzanitas rojas a las que les había dado un mordisco. Grandes letras blancas decían 'Muérdeme' por toda la tela.
Empujé en el hombro a mi hermano, llevándole hacia la puerta.
"Si quieres que me vista, vete."
"¿Shai, no vas a vestirte delante de tu nuevo novio, verdad?" preguntó Emmett, meneando las cejas.
"¡Me visto en el cuarto de baño, muchas gracias!" dije entre dientes, empujándole el resto del camino hasta la puerta. La cerré de un portazo y cerré el pestillo.
"¡Quince minutos o volveré!" advirtió Emmett.
"Quiero ducharme. Dame veinte minutos e intentaré no ser sarcástica durante el desayuno," ofrecí.
"¡Trato hecho! ¡Pero ni un minuto más!"
"¡Sí, sí!" suspiré, apoyándome contra la puerta. Miré el reloj. "¡Seis y media!" gemí. Arrastré los pies mientras me dirigía a los brazos de Theo. "¿Por qué siente la necesidad de desayunar tan temprano?"
"No tengo ni idea," se rió por lo bajo.
"Al menos tú puedes seguir durmiendo," murmuré contra su camiseta.
"Lo dudo. No estarás aquí conmigo."
"Eso es dulce y todo eso, pero los dos sabemos que en el momento que tu cabeza toque la almohada, ¡estarás dormido! Es demasiado temprano para que las personas cuerdas estén levantadas."
"¿No estás cuerda, Shai?" se rió por lo bajo.
"Estoy temporalmente incapacitada mientras esté en la presencia de mi hermano mayor." Eché la cabeza hacia atrás para ver la cara de Theo.
"Buenos días."
"Buenos días," se rió.
"Tú me das mi beso de buenos días y yo te doy uno de buenas noches. ¿Te parece bien?" "Mucho," susurró mientras rozaba sus labios contra los míos.