Donde Bakugo es sordo.
Al ser estudiante universitario, Bakugo tiende a ser reservado, aún sabiendo que hacer amigos es más difícil de lo que parece.
𝖠𝖽𝗏𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺𝗌:
• AU sin quirks
•Menciones de suicidio y bullying.
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Espero que les esté gustando la historia, ya comencé a traducir otras de bnha que pronto publicaré, ambas son de smut por lo que no sé si haya gente que le guste pero espero que si jeje.
No sean tímidxs y recomiéndenla jaja, solo si creen que le va a gustar a la persona.
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Me desperté con la cabeza de chico conocido en mi regazo, y recordé lo que pasó anoche, lo muy herido que se encontraba.
¿Cómo puede alguien tan hermoso estar tan roto?
Le acaricié suavemente el cabello, poniéndoselo detrás de la oreja, mientras veía sus mejillas ligeramente sonrosadas contrasando con su piel pálida. Unas ligeras pecas salpicaban sus mejillas, quitando las manchas de lágrimas en las mismas.
Me encontré mirando cada detalle de su cara. Mis ojos bajaron hasta sus perfectos labios, sin querer nada más que presionar los míos contra ellos.
¿En qué estoy pensando? No puedo....
Puse mi mano en su mejilla y suavemente pasé mi pulgar sobre su labio inferior.
Es precioso....
Miré hacia otro lado y suspiré sabiendo que mi amistad con él no sería nada más; y no porque fuera sordo, si es eso lo que estás pensando. Simplemente no lo entendía como persona.
Sus ojos se abrieron y miró a su alrededor, viéndome inclinado sobre él. Su cara se puso roja mientras se levantaba, girando y arrastrándose hacia atrás hasta que se golpeó la cabeza con la estantería. Unos cuantos libros cayeron sobre su cabeza mientras me mostraba una mirada de curiosidad.
—Siento haberte asustado...—él ladeó la cabeza.
Cierto. No puede oírme. Que idiota.
—Eh... Lo siento —murmuró en voz baja.
Le hice una señal de "está bien".
Sonrió suavemente y se levantó recogiendo sus libros.
—¿Puedes pedirle a Deku que venga?
—Claro —me encogí de hombros, y saqué mi teléfono, marcando rápido el número de Midoriya. Sonó durante unos segundos antes de que escuchara una voz.
—¿Hola? —una voz un poco triste respondió.
—¡Hey! Bakugo quería que vinieras. Si no tienes algún problema —su voz se tornó efusiva y alegre cuando escuchó lo que dije.
—¡Claro! ¡Voy para allá!
—¿Estás bien?
—¡Estoy perfecto! —colgó, haciéndome fruncir las cejas confundido.
—¿Qué? —preguntó Bakugo.
—Umm, nada —se encogió de hombros y puso los ojos en blanco antes de volver a hablar.
—¿Dijo que sí? —asentí con la cabeza.
No sonaba bien... se escuchó como si estuviera llorando.
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Cuando Midoriya llegó, parecía estar bien. Feliz como siempre. Pero algo parecía estar mal.
Le estaba hablando a Bakugo en lengua de señas, con una brillante sonrisa en su rostro hasta que las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
—Midoriya, ¿qué pasa?
—Nada —ni siquiera las limpió, simplemente las ignoró.
Sin embargo, su sonrisa no se borraba, parecía como si estuviera pegada a sus labios. Esa mirada tenía escrito sálvame por todas partes.
Empecé a llenarme de preocupación mientras lo miraba de arriba a abajo. Sus manos se cerraron en puños y su sonrisa cayó repentinamente.
—Kirishima... —comenzó a debilitarse. Pude ver a través de su voz que estaba a punto de desmayarse.
—¿Qué está pasando? —pregunté.
—Dile a Shoto que lo amo... Por favor...
—¡¿Qué?! —empecé a entrar en pánico cuando las ideas pasaron por mi cerebro.
Bakugo empezó a asustarse.
—¡NO PENSÉ QUE EN SERIO LO IBAS A HACER, IDIOTA! —su voz era aterradora cuando la gritaba pero no me importaba.
—¿Hacer qué? ¿Qué hiciste Midoriya?! —grité.
Sus ojos se tornaron blancos mientras caía al suelo, y sus manos empezaron a temblar.
—¡MITSUKI LLAMA A UNA AMBULANCIA!
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