Hace más de mes y medio tengo un agujero en el estómago que no me deja pensar. Latidos acelerados que interrumpe mi cálido silencio a la hora de estudiar y ganas de vomitar a la hora de ver mi plato de comida demasiado lleno como para poder terminarlo. Odio sentirme una simple caja vacia, inservible y poco interesante. Odio despertarme toda sudada al mal aprovechar las únicas cinco horas en las que mi parte física venció a mis pensamientos con un pesado y perturbante sueño.
Odio saber que fui yo la que empezó este depravado juego y que mi debilidad no puede pararlo.
Odio que no me deje amar y ser feliz con otras personas. Odio menospreciarme y no tener la seguridad de que algún día dejaré de hacerlo. Ya no me quedan esperanzas de eso.
Odio que esa débil e irritante vocesita me agobie todo el día con gritos sordos que piden sangre y algo de "clemencia". No quiero hacerme daño, pero aún así lo hago. Me siento como un adicto a las drogas o al alcohol, también provocados por estos sentimientos, pero que piden sangre real y no de película.
No tengo pulmones llenos de humo, sangre verde y aliento feo. Tengo el cuero cabelludo levemente raspado, uñas deformes gracias a mis dientes, manos sudorosamente temblorosas, brazos y piernas rasguñados, pensamientos intrusos y algo que me pide a llantos quisquillosos que me quite la vida.
Aunque esa misma voz sienta pena, no creo que piense en detenerse.
ESTÁS LEYENDO
overthinking and others feelings.
PoetrySolo soy yo escribiendo con mis extrañas palabras todas esas cosas que en la mayoría de las noches no me dejan dormir. Claramente característica de una overthinker. Porque la verdad es que sí, soy una overthinker profesional, con años y eternas noch...