Autolesiones

5 2 0
                                    

Los cortes, ariscos cuál gato mojado, pero fría y psicopatamente calculados hechos en mi brazo se parecen a esas escaleras que las personas tanto dicen ver o sentir en sus últimos días de vida, de esos que te llevan al más allá, dejando almas partidas y llantos ahogados en tierra húmeda a las 10:00 am de un dia nublado. Y la verdad no sé si estoy lista para cargar con ese tipo de culpa.

La curiosidad e insistencia dentro de mi cabeza me pide insoportablemente que las dibuje, que derrame llantos al igual que sangre, y ahogue mis gritos. 

Que haga que los escalones "infinitos" prosigan, por su ya pensada vía, aunque sepa que sus intenciones son que los convierta en finitos.

Aún sabiendolo, a veces quiero hacerlo, solo para que acabe su incesante molestia, pero tengo miedo a no lograr manejarlo como creo poder.

A que los escalones dejen de fingir ser tan  infinitos como presumen y  recaiga en la cuenta cuando ya esté al borde del precipicio colgando de una pendiente en la que ya no pueda recuperar el equilibrio, que eso sea una simple palabra disfrazada de sensaciones y sentimientos ya casi  inexistentes.

Tengo miedo a que al salvarme de no profundizar tanto las líneas, los gritos no queden satisfechos y me pidan más.

Me pidan otro brazo, otra pierna, hasta agotar mi cuerpo.

No me importa existinguir mi cuerpo, pero no quiero que mi madre vea constantemente uno, sin alma, algo que alguna vez fue su hija, que lo vean caminar sin rumbo y con la mirada perdida en algún otro punto.

E incluso las voces aprovechan está inquietud molestándome con ella, aunque vaya aparentemente contra sus planes.

¿Que hay si ya caí, si ya corte, si ya estoy vacía y sigo fingiendo que sigo colgando de ese precipicio, cuando en realidad caí hace mucho tiempo?

overthinking and others feelings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora