36
Marzo, 1979.
Todavía escondidos en ese rincón de aquella biblioteca vacía, se tocaban las manos con timidez. Estaban sentados al fondo del pasillo, Liú Tian apoyaba la cabeza en el hombro de Xiao Zhen mientras este se inclinaba sobre él. Sus piernas se rozaban al igual que sus brazos; y a pesar de que había capas de ropas separándolos, ese toque se sentía íntimo. Ahí, simplemente observando cómo sus dedos se entrelazaban, se sintieron libres.
Y a pesar de que Liú Tian tenía miles de preguntas y dudas sin resolver, lo que realmente quería era cerrar los ojos y ser abrazado por Charles. Pero el reloj de la biblioteca anunciaba que pasaban de las diez y media, y pronto los guardias de la universidad realizarían su ronda nocturna para asegurarse de que el recinto estuviese vacío.
—¿Sabes? —comenzó diciendo con voz suave.
Sintió que Xiao Zhen se acomodaba a su lado para poder observarlo, en tanto él continuó jugando con la mano del chico. Estiraba los dedos de Xiao Zhen y luego le hacía formar un puño que cubriese el suyo. Como Liú Tian tenía las piernas dobladas frente suyo, se le divisaban los calcetines negros con puntos celestes. Eran de su hermano pequeño.
—¿Sí, gege? —preguntó Xiao Zhen cuando él no continuó.
—Luan me contó que hoy estarías trabajando en la biblioteca. —Entonces, su sonrisa tímida—. Y por supuesto que tenía que venir. Te odiaba, pero tenía que venir a verte.
—Gege...
—Aproveché que estabas distraído e ingresé a escondidas. ¿Y sabes por qué? Porque te extrañaba y tenía la ilusión de que todo sería como antes si ambos nos disculpábamos.
Notó que Xiao Zhen bajaba la barbilla y que sus manos entrelazadas se ajustaban ante la repentina tensión.
—Lo siento, gege, por todo lo que dije ese día. Me he odiado bastante por eso. —Lo soltó para encoger las piernas y apegarlas a su pecho. Liú Tian esperó a que continuase mientras observaba su posición encogida con tristeza—. No te tengo miedo, gege. Y me pareces maravilloso. Todo en ti me parece maravilloso.
Liú Tian se le acercó para darle un beso rápido y fugaz en la mejilla. Eso pareció desconcertar a Xiao Zhen, que se tocó el rostro con las cejas alzadas.
—Lo entiendo, Carlitos —dijo tocándole el cabello para apartarlo de su frente—. No te mentiré diciendo que no importa o que no dolió lo que me dijiste, porque sí me heriste mucho. Pero sé lo que se siente ser tú, porque también lo fui.
Como Xiao Zhen se mantuvo en silencio, ahora con la barbilla apoyada en sus rodillas flexionadas, Liú Tian le besó la punta de la nariz para captar su atención. Cuando el chico volteó la cabeza hacia él, Liú Tian volvió a robarle otro beso a su nariz, justo donde tenía un lunar en el tabique.
—No hay nada malo en ti, Charles. Nada. Tus gustos no te definen como persona. Sí, son parte de ti, pero no eres solo eso, eres más, mucho más que solo eso.
La garganta de Xiao Zhen subió y bajó, luego Liú Tian estaba siendo abrazado por la cintura con tanta fuerza que pudo palpar los dedos del chico en su espalda. Le devolvió el gesto entrelazando sus propios brazos por el cuello de Xiao Zhen. Sus corazones, ahora sincronizados, latían a un costado del otro.
Cuando Xiao Zhen lo soltó, Liú Tian se acomodó la ropa arrugada y se arregló el pañuelo en su cuello que se había volteado quedando con el nudo en su nuca. Iba a comentar algo rápido y sin importancia para aliviar el ambiente, pero Xiao Zhen se le adelantó. Solo que no era algo estúpido y sin importancia, era todo lo contrario.
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Calcomanía (Novela 1)
RomanceEn el año 1978, dos jóvenes se enamoran en tiempos de dictadura. Uno de ellos es orgullosamente gay y opositor, el otro es hijo de un importante general. *La imagen de portada no me pertenece* *Todos los derechos reservados en la historia, se prohíb...