Prólogo

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Las luces de las cámaras, las voces de los entrevistadores que hablaban al mismo tiempo solo hacían que Yoongi quisiera huir lo más rápido posible del lugar.

—¿Entonces, Joven Min que piensa hacer después de está debastadora presentación? —dijo la voz de una fémina encima sobre otras.

—¿Seguirá compitiendo a pesar de su puntaje? —preguntó un señor con la grabadora encendida—. ¿Qué piensa de Park Jihyo y su reciente victoria?

Yoongi apretó los labios, tratando de no contestar. Sabía que lo estaban provocando y no debía caer ante sus palabras.

Sin embargo, su derrota estaba tan fresca y reciente que su acalorado corazón no pudo evitar manejar la situación.

—¡Aunque los jueces lo hayan elegido... —dijo Yoongi acalorado—... Todos sabemos perfectamente quién debió ganar!

Los murmullos de hicieron más fuertes y Yoongi sintió como el poco espacio que tenía gracias a los hombres de seguridad se reducía.

—¿Está diciendo que usted debió llevarse está medalla de oro? —preguntó una periodista con la cámara a un lado—. ¿Lo está afirmando?

—¿No cree que su ego nubla un poco su juicio en este momento? —dijo el mismo hombre de antes—. ¡Fue un prodigio a corta edad, pero todo se puede-...

—¡Cállate! —vociferó Yoongi rojo de la furia.

«¿Qué? ¿Todo se puede acabar? ¡Tonterías!» pensó con indignación. Había dado lo mejor en la pista, había practicado duramente por meses. ¿Y para qué?

—El viejo de Park Jihyo no debió ganar. —susurró de manera inaudible.

—¡¿Qué acaba de decir?! ¿Menciono a Park Jihyo? —comenzaron a preguntar los entrevistadores.

Poco a poco, Yoongi sentía que iba a ser aplastado por aquel ejército de cámaras y reflectores.

Su agobio y desesperación hicieron mella en el pelinegro. Con las voces gritando, Yoongi sentía que ya no tenía fuerzas para ello.

«¿Cuánto tiempo más tengo que seguir haciendo esto?» se preguntó tapándose las orejas.

Sus fallas constantes y pérdidas en las competiciones eran más notables. Yoongi seguía esforzándose, diciéndose mentalmente que el esfuerzo podía sobre todo. Sin embargo, ¿si no era así? ¿Si necesitabas algo más para sobresalir?

«Talento» una vez, escuchó a Park Jihyo jactarse de su talento.

¿Eso es lo que tenía ese hombre y Yoongi no? ¿Por eso lo derrotaba constantemente ese último año?

Al instante, sintió un repentino mareo en la cabeza. Como si la verdad lo hubiera golpeado duramente en el rostro. Yoongi tuvo que agarrarse del personal de seguridad para no caerse.

—¿Qué pasa? ¿Descompensación? —volvió a oír las ruidosas voces de las personas.

—¿Se siente mal, Min Yoongi? —dijo una periodista con doble intención—. ¿Acaso tomo algo que no debía?

Yoongi la miró incrédulo, notando claramente sus intenciones.

—¿Qué consumió, Min Yoongi? —preguntó otra periodista—. ¿Medicamento, jarabes, drogas?

—No. —dijo inmediatamente, pero su voz no llegó a ser escuchada.

—¿Qué tipo de drogas consume? —dijo otro señor—. ¿Desde cuándo? ¿Es la causa de sus recientes derrotas?

Yoongi miró a todos lados en busca de ayuda. Todavía no llegaba a la salida y sentía que era la caminata más larga de su vida. Volvió su vista, hacia sus guardaespaldas y lo entendió.

Tenía que hacer algo de distracción, para que pueda huir de aquella estampida de personas.

—¡Renunció! —exclamó Yoongi en tonos altos—. ¡Ya me cansé! ¡Voy a dejarlo todo!

Por un momento, los periodistas se quedaron anonadados ante la confesión. Nunca habían esperado algo así.

Así que Yoongi aprovechó esos valiosos segundos y salió corriendo detrás de su seguridad. Sin embargo, no sabía que aquella confesión le había dado una paz infinita a su corazón.

Todo el mundo recordaría aquella tarde, dónde Min Yoongi salió corriendo del lugar con una sonrisa pegada en el rostro. La más grande que había tenido en su vida.

Copos de Nieve [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora