Capítulo III

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La luna estaba en el punto más alto del firmamento, mientras Jimin miraba a través de la ventana, el frío y nublado paisaje.

Estaba en la casa de Min Yoongi, pasando una noche en la habitación de huéspedes que le habían ofrecido. El hombre de cabellos negros, había sido firme sobre la decisión de no dejarlo ir.

Jimin presentía que Yoongi sentía un poco de culpa por haberlo encontrado en el umbral de su casa.

«De seguro, pensó que me moriría en su puerta» recordó el menor con diversión la mirada angustiosa de Yoongi.

A veces el rostro del ex-patinador era muy inexpresivo, pero sus ojos eran fáciles de leer. La manera en que se movían o el simple hecho de parpadear muy seguido, hacia que Jimin lo entendiera mejor.

—O simplemente, soy demasiado observador. —dijo Jimin en voz alta, pasando una mano por su rostro. No tenía sueño, después del incontrolable frío que pasó su cuerpo hace unas horas, la mente de Jimin se mantenía alerta.

Demasiado despierta, para sus agarrotados huesos.

—Iré por un vaso de agua. —se dijo a las finales. Jimin se paró sigilosamente, tratando de no hacer mucho ruido.

La habitación en dónde estaba tenía el suelo hecho de madera, haciendo que debajo de sus pies crujiera cada paso que daba. El cuarto en sí, estaba diseñado de una manera muy simple. Con paredes blancas y cortinas de color humo, haciendo que lo único que resaltará en el espacio, sea la gran cama de madera junto a una pequeña mesa de noche.

«Tiene un buen gusto» pensó Jimin saliendo del lugar en puntillas. No lograba imaginarse cómo sería la habitación del dueño de la casa, sabiendo que cada espacio estaba muy bien decorado y llamativo de una manera sutil.

—Vaso de agua calientita. —canturreó Jimin por los pasillos. Se sentía como un niño que jugaba a las escondidas. Y perdería si Yoongi lo llegará a descubrir.

Mientras caminaba hacia la primera planta, donde se encontraba la cocina. Jimin desvió su mirada por las paredes llenas de cuadros y puertas a los costados.

«Él vive solo. ¿Entonces, porque hay tantas habitaciones?» pensó Jimin sintiendo curiosidad. Algunas de las puertas estaban cerradas con llave y eran imposibles de entrar.

Así que lo dejo y se dirigió a su principal motivo por el cuál salió. Un vasito de agua. Sin embargo, cuando estaba a punto de bajar las escaleras. Jimin giró sobre su propio eje y vió una entrada de un curioso color. Era una puerta de metal.

«¿Debería intentarlo?» pensó Jimin sin muchas expectativas. Al girar la manija, escuchó un suave "click". La habitación no tenía seguro.

Jimin sonrió un poco emocionado y entró. Si era el único acceso que estaba abierto, ¿no debería ser muy importante lo que habría adentro, no? ¿Qué tanto estaría invadiendo la privacidad de Min Yoongi?

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«Es demasiado» «Me matarán si alguien me descubre aquí» pensó Jimin con los ojos muy abiertos por la sorpresa y excitación.

No era cualquier habitación, era LA habitación donde estaban todos los premios y certificados que Min Yoongi recibió a lo largo de su carrera.

—Es como un santuario. —susurró Jimin leyendo los artículos que estaban enmarcados en pequeños cuadros pegados en las paredes.

«Es como el lugar de la fama» pensó, viendo las vitrinas con medallas. Dos de oro y cinco de plata. Eran los más importantes.

Jimin no supo cuánto tiempo permaneció ahí y tampoco encontró una buena razón para que un lugar como aquel no estuviera cerrado con mil candados. Jimin había pensado que Yoongi quería enterrar esa parte de su vida, pero al parecer no era así.

Copos de Nieve [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora