Capítulo II

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Los siguientes días del crudo invierno, Yoongi tuvo que aguantar como el joven de cabellos azabaches venir una y otra vez a su casa.

Nunca había visto tanta insistencia en una persona. Sin embargo, Yoongi se limitaba a rechazar al menor desde su ventana con un leve movimiento de cabeza.

«No es no» se decía.

¿Cómo podría entrenar a un adolescente? Nunca había estudiado para ser maestro y mucho menos tenía los dotes de uno. Es más, ¿cómo podría enseñar algo que Yoongi no practicaba hace años? Lo había dejado. Había abandonado la carrera y pasión de su vida hace cinco años.

Y no pensaba en volver a intentarlo.

No obstante, ese día en especial Jimin se había cansado de esperar en el umbral de la puerta. Tenía muchas ganas que una persona como Min Yoongi le enseñara, sin embargo el mayor se rehusaba rotundamente.

Una idea cruzo por la mente del joven, al ver como Yoongi desaparecía de su cómodo balcón.

«Si quería ser un digno alumno, debía mostrar que lo valía» pensó Jimin yendo a su camioneta para sacar con rapidez sus patines y una pequeña radio de mano.

Se dirigió hacia el hermoso lago, notando que aquella tarde era la más fría de toda la semana. El aire congelado hacia que a Jimin le dolieran los pulmones y tuviera escalofríos, haciendo que se motivará aún más en entrar en calor.

Así que con rapidez, se preparó en la pista de hielo y puso una de sus pistas favoritas en la radio.

«Mi entrenador me mataría si supiera lo que voy a hacer sin calentamiento previo» pensó el menor.

Jimin rogaba mentalmente que Yoongi saliera a ver el espectáculo. Necesitaba que lo vea, que note su técnica y pasión al moverse. De repente con todos sus años de práctica, lograba que Min Yoongi acepte ser su tutor.

—Bueno, aquí vamos. —susurró Jimin comenzando a patinar alrededor del lago para entrar en calor. En secuencia de ángel.

Levantando una pierna sobre la otra con suavidad. Necesitaba concentrarse, así que Jimin agachó el pecho lentamente y comenzó con la rutina que su profesor siempre le solía enseñar y era exclusivamente para impresionar a los jurados.




Yoongi miraba su cocina con los brazos cruzados. No había nada. Se había olvidado hacer las compras y ahora tendría que ir al super urgentemente.

«Espero no sea muy tarde» pensó viendo la hora en el reloj pegado a la pared. Cogió sus llaves y una chaqueta dispuesto a sacar su coche del garaje e ir hacia el centro del pueblo.

—Solo serán unas horas y ya. —se dijo a sí mismo para animarse. Le molestaba en demasía hacer largas filas y esperar junto a un montón de personas en un mismo lugar.

No podía negar que estos últimos años se había vuelto muy abstraído. Nadie podría llegar a imaginar que el famoso Min Yoongi no le gustaban más las luces de las cámaras.

Al salir de la casa, Yoongi pudo oír como una suave melodía se escuchaba por el lugar. Supuestamente tenía que ir a abrir la cochera personalmente desde afuera porque se había malogrado el control. Sin embargo, el sonido de la música lo atrajo sin querer.

Mientras Yoongi se acercaba, pudo ver una silueta nuevamente en su lago, se movía grácilmente al compás de la música. Como si los dos fueran uno solo y el mayor solo fuera un intruso en tal grande compenetración.

Aquel chico Jimin estaba con los ojos cerrados, en el medio de la pista. Haciendo suyo el lugar con un toque mágico al moverse.

—Va a hacer un loop... —susurró Yoongi notando la intención del pelinegro en hacer un salto triple.

Copos de Nieve [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora