Aiden.
- ¿QUE VISTE A QUIEN? - Preguntó Mael impresionado.
Me encontraba comiendo pizza junto a mis amigos Oriel, Nadir y Einar en el departamento del idiota que había gritado anteriormente.
Suspiré, no pude evitar haberles contado de mi reencuentro con Cali. Todos habíamos sido muy unidos en nuestra infancia, por lo que ellos también habían estado algo tristes por su partida en ese entonces.
- No puedo creerlo, bro. Y pensar que esa muchachita castaña de ojos celestes te traía loquito. - Rió Einar mientras servía un poco de cerveza en su vaso. - Quien diría que ocho años después volverían a encontrarse.
- Pienso lo mismo. - Esta vez habló Oriel. - Si te soy sincero, pensé que ese día había sido una despedida de esas que quedan en el pasado. Ya sabes, como si nunca pudieran volver a saber del otro.
Asentí y sonreí involuntariamente mientras fijaba mi vista en un punto de la pared.
- No ha cambiado nada. - Sonreí aún más. - Sigue vistiéndose con esos vestidos floreados que le encantaban cuando era niña.
- ¿Piensas volver a verla? - Preguntó Mael.
- De todas formas no hay más opción. - Reí divertido. - Su padre ahora trabaja junto al mío en la empresa y estamos invitados a una cena en su casa dentro de algunas horas. - Tomé un trago de cerveza.
- La extrañas, ¿No es así? - Habló Nadir luego de unos segundos en silencio sonriéndome juguetonamente y a su vez con algo de melancolía.
- Para qué negarlo. - Me encogí de hombros. - De solo pensar que la volveré a ver siento nervios y me sudan las manos.
✦✦✦
Calíope.
Ya eran casi las nueve de la noche cuando sonó el timbre de casa. Rápidamente me paré de mi cama en donde revisaba mis redes sociales y me posicioné frente al espejo. Me eché un vistazo más. Bajé mi vestido, arreglé un poco mi cabello y me coloqué perfume.
Me di una última mirada y suspiré.
- ¡Cali, ya están aquí! - Oí a mi madre gritar y salí de mi habitación.
Mientras bajaba las escaleras podía oír las voces cada vez más cercanas y fue hasta antes de pisar el último escalón que lo vi.
Llevaba un jean claro y una camisa negra ligeramente arremangada con los primeros botones desprendidos. Era la clase de chico que te morías por tomar su rostro y besarlo sin siquiera conocerlo.
Cuando conectamos miradas me ruboricé pero no desvié la vista. Siempre tuve como una pequeña obsesión con mirarlo directamente a los ojos y sonreí internamente al recordar que eso no le gustaba.
- No me mires directo a los ojos. - Corrió su mirada algo apenado y comenzó a jugar con sus pequeñas manos nervioso.
- ¿Por qué? - Pregunté curiosa y busqué sus ojos nuevamente. Esta vez no se quejó y unió nuestras miradas de nuevo.
- Porque me haces sentir pequeñito en el mundo. - Balbuceó y lo observé detalladamente para luego sonreír.
- Mi bella Cali, ¡Estás preciosa! - Sacudí mi cabeza para alejar mis pensamientos y me concentré en Irina, la madre de Aiden quien me dió un fuerte abrazo al que correspondí rápidamente.
Luego saludé a su esposo y por último a su hijo mayor.
- Estoy muy feliz de verte de nuevo. - Besó mi mejilla.
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Despeinada
Romantizm- ¡Ya, bájame! - Grité con todas mis fuerzas mientras lograba darle golpes en la espalda. - Shhh. - Me bajó con cuidado y cuando pude sentir el piso rápidamente colocó las manos en sus oídos. - ¿Por qué eres tan ruidosa? - ¿Y tú porque eres tan idio...