Capítulo 13: "Otro aburrido día en la oficina"

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Un día y once horas después de la conquista de Liberius los últimos focos de resistencia organizada se rindieron y Orcalia fue oficialmente proclamado como "Orbis Convaluisset", "Mundo Recuperado". De todas maneras Zane no se fue inmediatamente. Él decidió quedarse unos pocos días más en parte para observar el accionar de las FIPI que, por más que suenen ridículas, eran las siglas de las Fuerzas Imperiales de Pacificación e Imperialización cuya función principal era ser desplegadas en un planeta tras ser este conquistado para el mantenimiento del orden público y, sobre todo, comenzar el largo y progresivo proceso de imperialización del planeta que consistía, en pocas palabras, en un esfuerzo monumental para inculcar en la mente de los habitantes de dicho mundo que ahora eran ciudadanos imperiales y hacer todo lo posible para que abrazaran ese ideal hasta el punto de que no lo cuestionaran jamás. Era un proceso que duraría generaciones y en la que nada se dejaría sin tocar, no importa que tan mínimo e insignificante pareciera. Se renombraron ciudades, calles, negocios, industrias, parques, señales de tránsito, monumentos, ríos, montañas; todo con la simple firma de un papel y con el objetivo de que los habitantes se acostumbraran a leer, escuchar y, sobretodo, decir palabras, frases y oraciones relacionadas directamente con el Resto Imperial y la causa que este defendía.

Esta era solo una de las muchas actividades que las FIPI llevarían adelante en los próximos años y, sin duda, también era la que más conflicto le generaba a Zane. Él entendía la necesidad que el Resto Imperial tenía de generar lealtad en las poblaciones conquistadas a fin de evitar posibles alzamientos, especialmente si se consideraba el ambicioso objetivo final que dicha organización tenía, pero para alguien como él, que había vivido toda su vida en una sociedad en la que se valoraba la libertad de pensamiento, no dejaba de ser chocante este intento de imponer una determinada forma de pensar, por más que fuera por métodos pacíficos. Esta era, justamente, la segunda razón por la que Zane decidió retrasar su regreso a Nova Terra.

Durante los tres días que se mantuvo en Orcalia tras la conquista gran parte de su tiempo transcurrió haciendo de mediador entre los civiles y los militares, entre conquistados y conquistadores. Hizo todo lo que tuvo a su alcance (que no era precisamente poco) con el fin de hacer que la transición fuera lo más amena posible. Asistió a los funerales de los soldados confederados muertos durante la batalla, la mayoría de los cuales eran nativos de Orcalia, siempre mostrando y demostrando que los imperiales no se regocijaban con la muerte de sus enemigos, más bien al contrario, les dolía más que sus propios muertos, como había dicho en su discurso tras la conquista de Liberius. En cuanto a los soldados que se rindieron, Zane personalmente les garantizó amnistía inmediata con la sola condición de que prometieron no tomar las armas contra la nueva administración y mantuvo a todos los funcionarios que prometieron fidelidad al nuevo orden, incluyendo al antiguo gobernador Le Bras, con quien Zane mantuvo varios encuentros y conversaciones.

Zia, por su parte, aunque acompañó a Zane en muchas de sus actuaciones en el planeta, casi no hizo ni aportó nada relevante más que infundirle tranquilidad y paz a Zane durante esos ajetreados días. Tampoco le molestaba esa situación, ella no era de las que les gustaba destacar demasiado, si todos los focos iban a estar enfocados en su "esposo" mejor para ella. Aprovechó ese perfil bajo para "escaparse" de vez en cuando y estar a solas para seguir con sus experimentos personales de sus propios poderes bióticos.

Pero ahora ambos estaban de regreso en Nova Terra y con una pila de trabajo que hacer. Había pasado ya casi un mes desde que regresaron y, desde entonces, las tareas no paraban de acumularse. Todos los días a la misma ahora le enviaban una gran cantidad de documentos e informes que Zane y Zia estaban en la obligación de revisar y, en la mayor parte de los casos, decidir si se aprobaba o se denegaba algo. Generalmente estos documentos eran cosas de poca importancia, tales como solicitudes de condecoraciones a soldados destacados en batalla, alguna petición realizada por un civil (porque si, las leyes del Resto Imperial permitían a los ciudadanos hacer llegar sus ciudadanos el hacer llegar su voz y su opinión ante el Emperador), los horarios de las próximas festividades entre otros asuntos triviales. Pero otros eran mucho más importantes como los documentos de inteligencia provistos por los agentes imperiales o los informes del frente de batalla.

La Guerra FatricidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora