Tras una noche sin dormir, perder los ojos leyendo, y con el cerebro frito de tanta información, estoy preparado para el examen. Arya se fue a dormir antes que yo, ya que su inteligencia se lo permitió, pero me estuvo animando durante casi toda la noche.
-Como después me salga mal me pego un tiro- murmuro con la boca llena de cereales.
-Seguro que te sale bien tonto- me responde con un beso en la mejilla mientras pasa por detrás mío a lavar los platos.
-¿Me lo puedes lavar?- pregunto poniendo cara de niño pequeño.
-Me debes algo- dice refunfuñando.
-Te lo daré esta noche- susurro en su cuello, haciendo que se estremezca.
-Idiota estoy limpiando- responde con un hilo de voz, dejando ver que está nerviosa.
Sonrío de oreja a oreja y subo corriendo hasta la habitación para recoger mi mochila, y bajo rápidamente de nuevo para lavarme los dientes, estoy listo. Tras varios minutos esperando a los demás, salimos con bastante prisa de la casa, aunque el resto iba con bastante calma ya que no era hasta dentro de varias semanas que empezaban los exámenes.
-¿Cómo puedes ir tan tranquilo?- le pregunto frunciendo el ceño a Lincoln.
-Hay algo que se llama llevar las materias al día.
-Hay algo que se llama llevar las materias al día- repito rodando los ojos.
Nos despedimos en la puerta de la universidad, y los tres salimos disparados a nuestra clase para llegar antes de la profesora y tener tiempo para relajarnos, pero desafortunadamente la maestra estaba al lado nuestra, acelerando al paso mientras sonreía malévolamente: nos iba a dejar fuera de la clase. Reacciono y agarro la mano de los dos y avanzo mucho más rápido para llegar a tiempo, y justo en el momento que entramos, aparece ella con cierto fastidio en la cara.
Nos sentamos en nuestros respectivos sitios, nos otorga el examen y empezamos a escribir como locos, gracias sistema educativo.
-Creo que me ha salido bastante bien- salgo de la sala con una sonrisa triunfante.
-Somos unos cracks- anuncia Arya chocando mi mano con la suya.
-Pues a mi me ha salido de pena- murmura Lin recogiendo sus cosas con agilidad para llegar a nuestro paso-, no se me dan bien las competencias, debería de haber pedido que escribiéramos todo el tema y punto.
-Pero no lo ha hecho.
-Adel por favor estoy en un momento de penuria total, ¿puedes permitirme que me queje un poco de la vida?
-Por supuesto- respondo riendo y agarrando de la mano a Aya, quien también ríe.
Tras varias horas en la facultad, aguantando las quejas de Lin, las pullas de Kathia y las bromas de Amalia, nos fuimos a casa para descansar un poco, y en cuando llegamos se me ocurre una idea.
-Vente conmigo- le susurro en el oído a Arya antes de pasar por el umbral de la puerta.
-¿A dónde?- pregunta extrañada.
-Lo sabrás cuando lleguemos- respondo con una sonrisa subiendo y bajando las cejas.
-Lo hago solo porque no tengo nada mejor que hacer que lo sepas.
-Lo haces porque no soportarías estar sin mi ni un segundo- remarco gracioso.
-No
-Sí
-No
-Sí
-No
-Pues yo no lo soportaría- me limito a decir.
Noto que se revuelve un tanto incómoda, pero no le doy importancia ya que me abraza por un lado. Llegamos a un lago bastante pequeño, pero silencioso y precioso por las transparentes aguas que habitaban en él.
-Descubrí este lugar hace unas semanas, y pensaba traerte pero nunca veía el momento oportuno- hablo en voz baja un tanto tímido.
-Es precioso- responde mirando a los pájaros que se paraban a beber.
Agarro su mano, y bajo con prisa la pequeña colina que existía para llegar al pie del lago, y me siento reconfortado por la paz que da el lugar. Tanta es la que transmite que no decimos nada en un buen rato, solo observamos la naturaleza, las rocas tan perfectamente colocadas en el fondo marino, los peces que suben y bajan en su hábitat, los pájaros que también paran su viaje para apreciar la maravilla, perfectamente precioso.
-Me quedaría aquí horas y horas- dice sonriendo ampliamente.
-Yo me quedaría horas y horas aquí contigo- respondo mirándole a los ojos, lo que hace que de una manera u otra los suyos brillen.
-Eres tan diferente al resto de la gente que vive aquí, que me has devuelto la fe en la humanidad- susurra siguiendo mi mirada, la cual se posa en sus labios, nerviosa.
-Sin saberlo me has salvado- murmuro haciendo que sus pupilas se dilaten.
No hace falta que hablemos, y eso es lo bonito de estar con ella. Saber que no hace falta decir nada, que solo sirve una mirada para comprendernos, para saber que queremos es la sensación más bonita del mundo. Conectar con una persona tanto a nivel emocional como sexual, es sinceramente el mayor placer de la vida.
Así que seguimos mirándonos, disfrutando ese momento en el que nuestras pupilas se dilatan, los ojos brillan con un toque especial y los labios se muestran deseosos de besar a los otros, y lo hago, la beso como no la he besado antes, dando todo lo que sé y lo que soy sin pensarlo dos veces. Dejo mi muro construido con orgullo y desconfianza de lado, lo rompo en ese preciso momento, abriéndome totalmente a ella. Me devuelve el beso con la misma intensidad, sabiendo que somos esas piezas rotas y olvidadas del puzle que se juntan solas, sin preguntar. Le sujeto la nuca y la atraigo para sentirla más cerca, y responde aumentando la velocidad del beso y agarrando mi pelo con fuerza. La coloco en el césped, y sigo besándola, pero esta vez en toda las partes del cuerpo. Se quita el top rápidamente, y hago lo mismo con mi camisa, le quito el moño desordenado que lleva y acaricio su pelo mientras la atraigo más hacia a mí.
Ese día nos unimos cómo nunca, y hablo de unirnos tanto sentimentalmente como sexualmente, y aunque ya lo hubiésemos hecho varias veces, ese día fue especial, ese momento fue único y los dos lo supimos aunque no lo dijimos.
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DESENTERRANDO MENTIRAS
Science FictionUn mundo distinto al que conocemos hoy en día, diferente en todo menos en que las mentiras son el pan de cada día de todos los jóvenes. Tres lugares: la Ciudad, el Bosque, y el Destierro. Cada uno con sus normas, y aquí entra en acción Adel y sus co...