—Señorita, ya es tarde y tengo que cerrar la cafetería. — El chico con apariencia extranjera hizo que Lalisa saliera de sus pensamientos.
Se sentía un poco impotente al no mantenerse en sus cinco sentidos cuando se trataba de esa extraña chica, en su cabeza solo pasaba constantemente la frase: "No seas idiota, no sabes quién es", pero ganas de saberlo no le faltaban.
—Lo lamento, no volverá a pasar. — Dijo apenada, el chico soltó una risa e hizo una pequeña reverencia.
— ¿Realmente cree que no volverá a pasar? Ya lleva una semana así y he notado que no espera a nadie, mucho menos para hacer algún tipo de trabajo, más bien, no paras de mirarla. — El chico señaló a la rubia que Lisa estaba viendo, haciendo que un sonrojo apareciera en sus mejillas, lo que le pareció tierno y gracioso por causar esa reacción. —No se preocupe, puede estar aquí hasta que yo me vaya. —
—Yo... Gracias, perdón si lo hice incomodar, solo que mi cabeza ahora mismo está en el cielo. —
—Claro, en el cielo. — Dijo vacilante y Lalisa le lanzó una mirada que le dio a entender que podía matarlo ahí mismo si no hubiera consecuencia alguna, haciendo que este riera nuevamente pero con nervios. —Está bien, no diré más. Puedes llamarme Bambam, un gusto conocerte y en este caso, servirte. —
—Bambam, gracias por servirme, pero es muy raro que notes que he estado viniendo aquí durante una semana. —
—Sé que has venido otras veces, tengo buena memoria, pero, ¿tú no te ves rara siendo que vienes aquí durante una semana solo para ver a una chica que no conoces, desde una ventana? —
Lalisa buscaba una defensa, pero Bambam tenía razón, era raro ver a una chica desconocida durante tanto tiempo.
Y es que nunca la había visto antes, de vez en cuando iba a la cafetería para pasar el rato o comprar algún dulce, sin embargo, una de esas visitas, mientras comía su torta favorita, escuchó el canto de esa chica acompañado de su guitarra.
Con solo segundos había captado toda la atención de Lalisa y al instante, esa peculiar y melodiosa voz, se había tatuado en su mente.
Cada tarde al salir de sus clases de baile, iba directamente a la cafetería para poder escucharla y verla, porque también había quedado enganchada de su físico, incluso cuando su vestimenta era sencilla, el rostro y cabellera rubia, le daban ese toque que Lalisa no lograba entender, pero que sin duda, le encantaba.
—Lo sé, tienes razón, de todas formas, gracias por dejarme hasta tarde, te debo varias en ese caso. — La pelinegra se levantó de su silla y quedó frente a él.
—Como cliente debería decirte que no se preocupe, pero mi hora ya terminó, así que, supongo que me hablas como una persona que acabas de conocer, está bien, ahora mismo no pido nada, solo que tengas cuidado al ir a casa.—
—Igualmente, Bambam. — Sonrió y caminó hacia la salida, al llegar a la puerta, voltea a ver al chico. —Ah y me llamo Lisa. — Bambam se sorprendió al darse cuenta que le habló en tailandés, reacción que la hizo reír. La pelinegra terminó de salir de ahí, acercándose más al lugar donde estaba la desconocida.
Lalisa intentaba encontrar una respuesta a lo que sentía con solo haberla escuchado. Durante una semana estuvo despierta hasta el amanecer pensando en cómo olvidar esa voz y rostro.
Pero era difícil, prácticamente imposible.
Se sentó en una pequeña banca que estaba justo al frente de la chica, dándole vuelta a todos sus sentimientos.
"¿Quién eres y por qué me tienes así?", pensaba.
Solo sabía que nada de lo que sentía era malo, más bien, nunca había sentido algo tan lindo como el oírla cantar. Le traía paz y felicidad, en otras ocasiones llegaba cansada de sus clases, solo con estar ahí para escucharla, le daba la energía que necesitaba para seguir.
Una desconocida estaba haciendo mucho en la vida de la tailandesa y poco a poco, sin ella darse cuenta, le estaba agarrando cariño.
En ese momento, Lisa sentía las ganas de correr a ella para abrazarla y agradecerle todo lo que hacía con solo pararse y cantar, pero su corazón dio un vuelco en ese momento.
La chica se sentó en uno de las escaleras, empezando a tocar con cuidado la guitarra, como si fuera a romperse y comenzó a tararear. Sabía que canción era.
La pelinegra había notado que estaba sonriendo, haciendo que hiciera lo mismo.
●
¿Lo sabes? ¿Puedes ver?
Aquí hay una flor creciendo en el interior y es tuya
Aunque yo nazca de nuevo, siempre estaré a tu lado
Espero que la conexión que tenemos, que parece ser una coincidencia, nos conecte una vez más
Que el ligero viento te vea por mucho tiempo
Aunque nada dure para siempre, eso es todo lo que necesito...
●
Lisa sentía que no solo cantaba para ella misma, no sabía que era lo que estaba pasando en ese instante, pero si se había dado cuenta de que en algún momento, se tenía que acercar.
Tal vez esa canción marcaría un comienzo de la que no había retorno.
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❁ Imagination - ChaeLisa ❁
FanfictionEra tan dulce como el sonido de su guitarra, tan adicitivo. Cada anochecer la veía desde la pequeña ventana de la cafetería, deseando poder tenerla a su lado. ❁ "Estás conmigo en mis sueños Seremos todo lo que quiero que seamos Y desde allí, ¿quién...