¡Rosas! ✧ Drarry

La primera rosa.

Daba pequeños saltos cuando caminaba, expresando su alegría y felicidad por la rosa que había encontrado esta mañana en su mesita de noche. La llevaba entre sus manos con sumo cuidado, como si se tratara de una reliquia. 

Se posó frente a la pelinegra de un aspecto no tan menor que el. La chica le miró y sonrió, haciendo que se abultaran mucho más sus hermosas mejillas.

— ¿Por qué tan feliz, hurón saltarín?— Preguntó Pansy ante el aura brillante del chico.

— Ta-da—. Dio un pequeño salto para mostrar la flor que escondía tras su espalda, mientras su sonrisa se volvía mucho más grande al punto que sus ojitos se volvían media lunas diminutas, sus mejillas dolían, pero no importaba, estaba demasiado feliz, tanto como para soportar el dolor —¡Hazzy me dió una rosa!

Casi gritó con euforia, elevando sus manos.

Pansy soltó una risita con sinceridad ante la alegría del mayor, no existía mejor cosa que ver la alegre sonrisa del rubio.

(...)

Harry llevó sus manos hasta las mejillas del chico, Cedric se veía tan lindo durmiendo, lo cual le hacía imposible no llenarlo de besos y mimarlo, de verdad amaba mucho esa imagen tierna que el mayor daba al dormir.

Sé coloco sus pantalones, para luego salir de aquel hotel camino a su casa.

Recordando que seguramente su novio, Draco, se encontraría feliz por el regalo que le había dejado en la mañana.

Más que un regalo, en el interior de Potter era una forma de pedir perdón. De aliviar un poco el peso de la culpa que sentía. Alguien chocó con el, ambos cayeron al suelo.

La chica levantó su mirada, encontrándose con unos ojos verdes y vivaces que la miraban con curiosidad.

—Me disculpo— Harry se levantó, ayudando a la contraria.

La chica negó, con una pequeña sonrisa que Potter estaba seguro, era igual de reluciente que el sol.

—No te preocupes, fue mi culpa—. Sus susurros fueron lo más hermoso que el castaño escuchó en toda su vida. Tomó la mano de la pelinegra, quien se sorprendió por el tacto.

—¿Cómo te llamas?