Cigarettes After Sex ☔︎ Larry Stylinson

Capítulo 4: Besos

Louis no me molestó en los siguientes días.

No pude asistir al trabajo todos los días porque sino mis compañeros de la escuela iban a darse cuenta. Así que le pedí a Dean me cubriera tres días. Las marcas estaban casi desvanecidas, así que iba a presentarme el viernes para terminar algunos proyectos.

Hoy es jueves, sigo en la cama, pensando. Yo nunca he sido un chico muy extrovertido, pero estar tirado en la cama no es mi actividad favorita. Al menos no por tanto tiempo.

La puerta es tocada con insistencia, me levanto sin ganas y abro. Louis está justo frente a mí, con un montón de libros, frunzo el ceño. Son las doce de la mañana, Louis no debería de estar aquí, primero porque alguien lo podría ver y segundo, porque no tiene nada qué hacer aquí.

—¿Qué pasó? —digo, él me hace a un lado mientras me entrega los libros.

—Te traje la tarea. —murmura, pasando a mi casa. Mi ceño sigue fruncido.

—¿Gracias? —digo, cerrando la puerta. —No estás en clases.

—No, acabé las tres primeras y me dejaron el día libre. —levanta los hombros. —Creí que quizá podrías ir adelantando. Digo, eh... Es mi culpa que no estés en clases.

OK.

Está muy raro.

Louis nunca ha sido un chico normal. Es decir, era el típico popular, con buenas calificaciones pero por otras razones, no por estudiar, buen deportista y un chico muy atractivo. Es decir, Louis era raro, era grosero, sobretodo conmigo y de un día al otro se porta amable. Si eso no es raro entonces no sé qué es.

—Creo que Niall iba a traerlas en la noche. —digo, lo veo acercarse, sus manos se ponen en mi suéter y lo levanta justo como lo hizo el lunes.

—Ya casi no están. —susurra, me dedico a no mirarlo. —¿Puedes decirle a Niall que no venga hoy?

—¿Por qué? —frunzo el ceño, sus manos no me han soltado.

—¿Para qué crees, Harry? —me dice, yo lo miro con atención. —Bueno, si ya me perdonaste. Y si quieres. —levanto las cejas.

Nunca me había preguntado.

Usualmente solía decirme que iba a venir y si yo le confirmaba entonces venía. Pero nunca, jamás había venido sin llamarme. Y mucho menos me había preguntado si yo estaba a gusto con estar con él.

—Eh... S-sí, sí. —murmuro, él asiente, levantando por completo mi suéter. Las marcas apenas y se veían, ya estaban muy difusas. Seguramente mañana sólo yo vería la sombra. —¿Ahora?

—¿Quieres? —levanto las cejas. Creo que me di un golpe en la cabeza y estoy sedado y dormido en algún hospital luego de una operación en el lóbulo temporal. La realidad está difusa.

—Sí... —susurro, sus labios me besan la mejilla, y justo en este momento le quiero dar con un sartén en la cabeza al Harry del lunes.

¿POR QUÉ LE DIJE QUE NO ME BESARA?

¿QUÉ IDIOTEZ DIJE?

Sus manos me abrazan de la cintura, mientras los míos se van a su cuello, él me empuja con ligereza hacia el sofá, yo me siento en el posamanos del mueble, mientras sus labios se van a mi cuello, bajan con suavidad hasta mi pecho mientras se entretiene ahí, siento a sus manos separarme las piernas y a él meterse en el medio. Me impresiona lo lento y cuidadoso que está siendo.

Sus manos se van a mis piernas y comienza a acariciarlas, el calor comienza a recorrerme el cuerpo. Bajo mis manos hasta su camisa y me deshago de ella, él se aleja un momento y me mira con atención un segundo, antes de cargarme, cruzo mis piernas sobre su cintura y me quedo sobre él mientras me mira con atención.