Brújula

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Sobre aquella charla de tu amor perdido, querido amigo, ha nacido este escrito...

Hoy que caminas sin sentido, con tu corazón herido, reconozco que el brillo de sus ojos era el faro a tu destino.

Hoy sé que su franca mirada era la brújula de tu alma. La alegría con que me cuentas te miraba, era lo que te encendía el espíritu y como un niño tus ojitos también brillaban.

Hoy sé que la extrañas ¡Cuanto la amabas!

Pero sigue caminando mi buen amigo, en un tropiezo del camino, quizás a tu amada encuentres también solitaria, y se tomen de la mano y nunca más estén separados.

Amy Beltrán

Poesía libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora