Al amor ¿Cuándo se le hace tarde?
Nunca susurraba la Luna, contándome que ha visto tantos enamorados culpar al tiempo y acusar a la distancia.
Al amor nunca se le hace tarde, si te cruje de pasión el alma y la alegría te adorna la cara, cuando aquel nombre se asoma a la ventana de la memoria, en tardes frías y noches despiertas, pero especialmente en mañanas apagadas. Apagadas de motivos para sentirse vivos.
Cuando aún ese nombre al que has decidido dar hasta tus últimos suspiros, te sigue latiendo profundo como un mar bravío, entonces descubres que ni tiempo ni distancia son verdugos ni aliados del olvido.
Pues la Luna también me dijo, que hay amores no vividos que jamás se hicieron desconocidos. Que el no haberse vivido los mantiene encendidos, como el recuerdo de aquello que no arranca la brisa ni el sol envejece, porque lo que se teje en el alma, no sabe hacerse tarde sino que nace cada día con el alba.
Me lo dijo la luna que ha visto tantos enamorados dejarse, porque sus años juntos fue sólo fuego para tres inviernos.
Me lo dijo la Luna que sabe, que hay amores que no prescriben ni son historia.
Amy Beltrán