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Salgo del colegio con Kyster hablando quién sabe qué a mi lado.

Solo quiero encerrarme en mi cuarto.

—¿Papá? —la pregunta de Kyster me hace alzar la mirada. Su padre está frente a nosotros en el auto, parece preocupado y estresado por algo.

—Tyren, sé que ibas a pasar la tarde en nuestra casa, pero nos surgió un imprevisto. —frunzo el ceño extrañado.

—Puedo ir con ustedes, si no es problema, claro. —él parece pensarlo, pero al final asiente.

—Suban. —él sube al puesto de piloto, yo me siento atrás junto a Tyren.

—¿A dónde vamos? —pregunta mi mejor amigo— ¿Qué pasó?

—Al hospital. —es lo único que su padre responde. Mi amigo de repente se pone muy preocupado.

¿Qué habrá sucedido?

No tardamos mucho en llegar.

El señor es el primero en bajarse del auto, luego Tyren y por último salgo yo.

Aún no entiendo que está pasando.

Entramos en el edificio y subimos a un ascensor.

Llegamos al piso cuatro, está casi desierto, solo hay algunos en las bancas afuera de las habitaciones.

—Papá, dime que Alessa no... —su padre lo interrumpe.

—Sí, no está nada amable. No le vayas a decir nada al respecto.

¿De qué rayos están hablando? ¿Qué le sucedió a Ava?

Ellos entran en la habitación 405, yo por mientras me quedo en el pasillo, quiero darles su privacidad.

No pasa mucho hasta que ambos salen, no duraron ni diez minutos dentro.

—Ya veo que no quiere hablar. —farfulla Kyster.

—Te lo dije, no creo que vaya a hablar con alguien en un largo rato.

En su descuido aprovecho de entrar en la habitación.

¿Qué rayos? ¿Por qué entré?

Ava está acostada de lado dándole la espalda a la puerta.

—Ya les dije que... —cuando se sienta y voltea a verme abre los ojos sorprendida.— Tyren. Hola.

¿Estaba por decirme que me largara? ¿O solo tuve esa leve impresión?

—Hola, ¿Cómo te sientes? —me acerco un poco y me siento en la silla a su lado.

Ella se encoge de hombros.

—Podría estar mejor.

—¿Qué te sucedió? —no puedo evitar preguntar.

Ella me da una sonrisa ladeada.

Alza su brazo derecho y veo vendas alrededor de su antebrazo.

—Me lastimé practicando. —dice como si nada.

¿Qué rayos estaba practicando?

—No vayas a pensar que me quería matar, por favor. —es ahí cuando puedo respirar con calma.— Practico Kickboxing, me lastimé en un entrenamiento hace semanas, pero no había sido relevante, hasta hoy. —desvía su atención hacia la ventana— Me lastimé un musculo y no voy a poder seguir practicando hasta dentro de mucho tiempo.

—¿Es por eso que no quieres hablar con nadie?

—Te estoy hablando a ti. —dice con una leve sonrisa.

—Eso no significa que...

—¿Quién eres tú? —me volteo ante la voz masculina que habla desde la puerta.

Ahí veo a un chico como de la edad de Ava, a su lado una chica con cara de confusión.

—¡Daniel! ¡Ven, ven! —Ava lo llama desde la cama.

No puedo evitar fruncir el ceño.

¿Quién es él?

—Hola, lindura. —el chico la besa en la mejilla.

—Daniel, quítate, yo la quiero saludar. —la otra chica empuja al que ahora sé que se llama Daniel y abraza a Ava.

—¿Cómo te encuentras? —le pregunta Daniel.

Yo por mi parte me levanto en silencio y me dirijo a la puerta.

—Tyren. —me volteo ante la voz de Ava, ella me da una leve sonrisa— Gracias por venir.

Le devuelvo una sonrisa algo forzada— No es nada.

Lo que me llevaré (LQSMSLL #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora