Diferentes situaciones de la vida cotidiana, o dada la ocasión que no sea así, donde veremos a Hinata con sus diferentes pretendientes.
→ Acepto pedidos y dedicaré el mismo a la persona♡
[❁] 𝗘𝗱𝗶𝘁𝗮𝗻𝗱𝗼.
➷ 𝑃𝑢𝑒𝑠𝑡𝑜 #6 en Soft 28/05/2020
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En un mundo como ese, las diferentes especies podían coexistir casi sin ninguna guerra de por medio, al menos si la situación no lo ameritaba, pero por ahora, las cosas estaban normal, tal y como deberían ser. Claramente no estamos hablando de animales y humanos solamente.
Los seres fantásticos y míticos, ya son una realidad, llevando al humano, a ser solamente una especie más, y sacándole de su primer puesto en la pirámide del más fuerte. Ahora sin nada más que decir, porqué no me gusta hablar de cosas tan serias, porqué me duermo, empezaré a relatar mi triste anécdota.
Yo, Hinata Shōyo, un Súcubo puro de mi especie, estoy en muchos problemas, y la verdad, este almacén en el que me encerre a mi mismo, se ve bién para vivir por el resto de mi vida.
— Ahh, si tan solo Suga-san estuviese aquí —suspiro levemente, tratando de hacer el menor ruido posible, ya que podría ser atrapado por sus captores y no le convenía para nada aquello.
Comenzando por algo leve, el chico solamente hacía lo que debía hacer por su naturaleza, para sobrevivir claramente.
Un súcubo, así como él, si en pocas palabras era del sexo masculino, podía adaptar su cuerpo a uno femenino y al contrario, era lo mismo. Esto era una técnica de su especie, para pasar desapercibido, y para lograr sus objetivos, llamar la atención de su presa para robar su sangre u energía vital, lo qué les apeteciera, no eran como los vampiros, estos últimos tenían más privilegios al ser más antiguos, además de qué podían vivir más que un simple súcubo.
Por otro lado, los vampiros no soportaban la luz del sol, ellos sí, aunque preferían cazar en un horario nocturno.
Cambiando de tema, eran las doce de la noche, por esa hora comenzaría su segunda hora de clases, química, algo que odiaba con su ser, pues no era muy fan de estudiar, pero si de practicar en el taller de voleibol, amaba como un niño jugar allí, aún con sus cien años jóvenes.
Pero dudaba mucho asistir hoy.
Digamos que, meterse con un demonio, un angel y un híbrido de tigre, no fue su mejor desicion de vida inmortal. Y más, si estos asistían a tu misma preparatoria, y eran más territoriales que un hombre lobo.
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