🍰𝑪𝒆𝒍𝒐𝒔🍰 𝓽𝓱𝓲𝓻𝓭 𝓹𝓪𝓻𝓽

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En la mañana se daba comienzo al desayuno para los jóvenes deportistas de los clubes de voley, cada mánager de cada equipo junto a los trabajadores del edificio comenzaban con su labor. Todo iba bastante bien, al menos para cierto pelinaranja que estaba en la nubes, en su cara mantenía esa sonrisa que podía matar a cualquiera por la claridad de los mil soles que otorgaba, mientras que para otros no era de esa manera, tanto el setter pródigo del Karasuno como el bloqueador estrella tenían un humor de perros.

Atsumu no era ajeno a que tenía la atención de todos en el comedor de la cafetería, una cosa es que le guste, pero otra que lo estén matando mientras trata de comer.

— ¿Y ahora que hiciste? —preguntó Osamu, este también estaba consiente de que su hermano podría estar muerto si las miradas mataran.

— ¿Porqué tendría que haber hecho algo? —dijo irritado, más por estar a cinco mesas de su pequeño que por las inquisitivas amanazas de los tres alfas, por ello hizo un puchero inconscientemente.

— No se, tu dime —le miro de soslayo — muy víctima no eres Tsumu, estabas de pies a cabeza con el aroma de Hinata.

— Lo sé —dijo orgulloso, porque sabía de sobremanera que su niño también pasaba por lo mismo, ahora ningún alfa tratará de acercarsele. Bueno al menos la mayoría, porque no podía decir lo mismo de ciertos cuervos, y de... ¿Quien era el pelimarron? Pensó.

En ello se pudo escuchar un estornudo en toda la sala, todos miraron al pelimarron que se encontraba en la mesa del Karasuno, pegando hombro a hombro con el 10 de los cuervos. Este tenía una expresión molesta, y como si supiera quien hablaba de el miro indignado al rubio del Inarizaki. Este entre sorprendido y molesto por la cercanía a lo acosador del setter del Seijoh hacia su pequeño le miro de manera furtiva.

— Tsumu quita esa cara, pareces más criminal de lo que ya eres... Solo te faltan unos aretes.

— ¡Callate Samu!

Arán se volvió a masajear las sienes por tercera vez consecutiva en lo que va del día, agradecía internamente que existía alguien como Kita en su equipó, sinó ya se hubiera vuelto loco con el par de gemelos. Hasta le hacían pensar si se tenía que dedicar a otra cosa.

Y en la mesa de las cuervos las cosas no iban mejor.

— ¡Idiota, Hinata, Idiota! —dijo enfadado Kageyama, no sólo debió soportar el olor del alfa rubio, sinó que también este no le dejó dormir. ¿Como demonios iba a poder colocar contra el Nekoma eficientemente?

— ¿¡Y ahora que te hice Bakeyama!? —le contestó molesto al otro, había notado que este estaba más tenebroso de lo usual.

— Dejale Chibi-chan, ¡Ahora ven que te voy a sacar ese asqueroso aroma a zorro! ¡Si no cumplo esta misión dejaré de llamarme Oikawa Tōru!

Hinata se levanto de su asiento asustado, nadie le iba arrebatar la deliciosa fragancia del alfa rubio. Sentía que si lo hacía se separaría por completo del otro, ya que era realista, una situación como aquélla no volvería a ocurrir, porque Atsumu sólo había sido amable con él ante su pedido egoísta.

— ¡Jamas gran rey, y no es zorro, se llama Atsumu-san! —dijo enfadado mientras se escondía en la espalda de Sugawara.

El peliblanco solo sonrió comprensivo, tomó la mano de Hinata y lo sentó a su lado mientras que intentaba relajarle con su aroma maternal. Lográndolo casi al instante.

Atsumu solo pudo sonreír, al menos tenía algo así como un aliado en el Karasuno. Pero estaba confundido, sentía como si hubiese sido aceptado por la madre de su Shoyo-chan. No era como si fuera suyo, en ese aspecto estaba equivocado, aun su alfa se lamentaba, porqué este no quería entender que esa misma tarde debía regresar a su hogar. Pero no se llamaría Atsumu Miya si se quedaba con los brazos cruzados.

𝕆𝕟𝕖-𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤 | Haikyuu | 𝑯𝒊𝒏𝒂𝒕𝒂𝒙𝑻𝒐𝒅𝒐𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora