•Palabras Sobrantes•

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Dada la información que ahora conocía nuestro lamentable protagonista no quedó dudas que el único lugar que conoció alguna vez no era más que la sombra de algo que fue, pero jamás volverá a ser.

Si tanto Arón como los espectadores fueran percibido una pista como tal, sin omitirla, no habría dudas de que era lo que sucedía, pero minimizar la relevancia de algo es lo que más hacemos en nuestras monótonas vidas.

Oculto en un cajón, bajo un escritorio en la sala de maestros del supuesto internado, era exactamente la ubicación del pequeño, mientras alguien entraba a la sala, con pisadas fuertes y firmes.

"La curiosidad mató al gato" y curiosamente Arón nació en la fecha justa del calendario chino que se identificaba con el animal; empujó un poco, dejándole ver al personaje que acababa de entrar a escena.

Una curvilínea nariz larga y fina, el cabello oscuro, rojizo y seco, ojos rasgados con una leve cicatriz en el derecho, manos marcadas y hábiles escarbando entre los papeles que acababa de desordenar el del cajón. Alan estaba buscando algo entre todo, y el niño era consciente de ello.

Y lo vió, el hombre se quedó paralizado observando los pequeños ojos del niño. ¿Lo habría descubierto?

Entonces, abrió el cajón con total confianza, sobresaltando al mayor, quien lo miro sorprendido haciendo señas ininteligibles para el protagonista, luego sólo lo empujaba para que lo siguiera fuera de la sala.

Ya asustado, el castaño salió del cajón sin entender que quería decir el contrario hasta que comprendió, mediante señas un poco más claras, que a él le habían cortado la lengua.

Soledad Sombría. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora