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Constantemente estamos emitiendo juicios sobre nosotros mismos. No nos damos cuenta, y a veces ni siquiera somos conscientes de esos pensamientos, pero lo cierto es que cada día pasan por nuestra mente montones de pensamientos diferentes, y un gran porcentaje de ellos son conceptos que tenemos sobre nuestras cualidades, defectos y conductas.

Muchas veces no nos valoramos lo suficiente, y tomamos como referencia nuestros defectos y nuestros errores para emitir esos juicios. Si tenemos una conducta que no es correcta o deseable, que no cumple con nuestras expectativas o con las expectativas de los demás, tenemos la tendencia de rumiarla y darle muchas vueltas de manera compulsiva. Nos sentimos mal con nosotros mismos o avergonzados con los demás, sentimos el impulso de esconder lo que hemos hecho mal, o quisiéramos simplemente ser otra persona, menos inútil, o menos tonta, más sociable, más exitosa, adinerada, segura de sí misma, etc.


La importancia del diálogo interior positivo

Todo esto tiene mucho que ver con los pensamientos que pasan por nuestra mente a diario, que obedecen a conceptos que tenemos aunque no nos demos cuenta. Estos conceptos son los que tenemos sobre la forma en que creemos que tienen que ser las cosas o la forma en que creemos que tenemos que ser nosotros. Si por ejemplo pensamos que cometer errores quiere decir que somos insuficientes, cada vez que cometamos algún error nos diremos algo así como «todo lo hago mal», o «no sirvo para nada», y estas etiquetas que nos ponemos de «inútil» o «incapaz» son las que finalmente nos hacen sentirnos frustrados o culpables.

Cuando tenemos sentimientos negativos hacia nosotros mismos como frustración y culpa, poco podemos valorar nuestras cualidades. Nos invade una acumulación de pensamientos y sentimientos que se retroalimentan entre sí, que nos dicen que valemos poco y que nuestros errores o defectos pesan muchísimo más que nuestras virtudes y aciertos. Sin embargo cabe preguntarse: ¿es esto cierto? Piensa que si vivimos en un mundo en el cual no existe la perfección, es natural y hasta lógico que cometamos errores y tengamos defectos. Lo anormal sería que nunca nos equivoquemos y que todo lo hagamos siempre bien. Tal vez lo que ocurre aquí es que nos estamos exigiendo demasiado.

Lo que estoy tratando de enseñarte es que uno de los caminos más directos para aprender a valorarte no es forzarte a ver todo lo bueno que tienes, sino apagar todo el ruido mental que se concentra diariamente en todo lo negativo que tienes. Imagínate una balanza con dos platos. En uno de los platos están tus cualidades positivas y en el otro tus cualidades negativas. Si pones toda tu atención en uno solo de los dos platos, el que contiene las cualidades negativas, y mientras tanto en el otro casi ni te fijas, estás creando un desequilibrio que te lleva a sentirte mal contigo mismo. Y es lógico tu malestar, porque estás dando demasiada importancia a lo negativo y restando importancia a lo positivo.


¿Cómo valorarme a mí mismo?

Si trabajamos con el inmenso poder que tenemos en la atención, podemos mejorar la situación. Cuando llegamos a este punto de desequilibrio, es difícil fijarnos en nuestras virtudes. Tal vez mucha gente te señala esas virtudes, pero tú sigues sin poder verlas. Es normal que pase esto, porque recuerda dónde tienes puesta toda tu atención: en el plato contrario de la balanza. Forzarte a poner tu atención de forma súbita en el plato de lo positivo es una estrategia que no suele salir bien, porque esa atención rápidamente se evapora y se vuelve a colocar en el lado contrario.

Entonces una solución más efectiva es primero sacar la atención del plato de lo negativo, ¿cierto? Si lo hacemos, toda esa atención se puede ir recolocando en el plato de lo positivo, hasta que se restablezca el equilibrio. Recuerda que la autoestima sana y estable se logra cuando somos conscientes de virtudes y defectos por igual, sin sentirnos menos que nadie pero tampoco más que nadie. Ambos extremos denotan que la autoestima es deficiente (sí, los que se sienten más que los demás también tienen una autoestima deficiente). En el justo equilibrio está la clave, y ese es nuestro objetivo.

Amor PropioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora