Existe una relación estrecha entre el perfeccionismo y la ansiedad. Al superar tu tendencia perfeccionista verás como se reduce la ansiedad.
Ser excelentes en lo que hacemos no es sinónimo de ser perfectos: un trabajo puede ser excelente aún cuando existan aspectos que podrían haberse realizado un poco mejor. En lugar de buscar que cada mínimo detalle sea perfecto, una manera más sana de conducirnos es lograr que todas nuestras acciones en conjunto sean excelentes. Es decir, que la sumatoria de todo arroje óptimos resultados aunque existan algunos aspectos que podrían haberse realizado mejor.
No busques la perfección, busca la excelencia
La línea que separa ambos conceptos es muy delgada, y es necesario que desarrollemos cierta destreza para poder diferenciarlos. Sin embargo, si observas los resultados y cómo te sientes respecto a esos resultados, puedes darte cuenta fácilmente si lo que quieres es hacer las cosas bien y dar lo mejor de ti, o si por el contrario quieres ser perfecto y que por tanto tu trabajo también sea perfecto.
En nuestra realidad la perfección no existe. Partiendo de esa base, suena un poco absurdo que siempre queramos perseguir algo que de plano no podremos alcanzar. Sin embargo, la búsqueda de la perfección es un mecanismo producto de pensamientos distorsionados y creencias contraproducentes que tenemos en nuestra mente y de las que, probablemente, no seamos conscientes. Estos pensamientos nos conducen todo el tiempo a pensar las cosas en términos de todo o nada, es decir, que si no conseguimos ser perfectos y no equivocarnos jamás, entonces eso quiere decir que no valemos nada y que no somos capaces de hacer nada bien.
Cuando no queremos aceptar nuestros errores
Muchas veces esta necesidad de no aceptar nuestros errores obedece a un concepto de nosotros mismos que no se ajusta a la realidad. Es probable que sin darnos cuenta no estemos valorando todo lo positivo que tenemos. En ocasiones nos fijamos tanto en nuestros defectos, que usamos como mecanismo de defensa la negación de esos defectos, los empezamos a esconder o a ignorar. Y al negar que podemos cometer errores empieza la carrera ansiosa de querer ser perfectos.
Es evidente que las consecuencias de todo esto son terribles para nuestra autoestima. Además, no aceptarnos como somos nos implica una serie de esfuerzos dirigidos a esconder nuestros defectos, tanto de los demás como de nosotros mismos. Cuando hacemos las cosas bien todo marcha sobre ruedas en nuestro interior, pero en el mismo momento en que cometemos un error esa estabilidad empieza a tambalearse.
Como entramos en una faceta de negación, se inicia una lucha interna para no querer ver el error que cometimos. En este punto se activan nuestras dos voces interiores. La Voz del Amor insiste en mostrarnos el error, pero no lo hace para que nos castiguemos o para que nos señalemos con el dedo, la finalidad es que solo admitiendo el error podremos centremos en la corrección que sea necesaria.
Cuando nos exigimos perfección en cada cosa que hacemos
Otra forma de caer en la infructuosa búsqueda de la perfección es la auto exigencia. Si en el apartado anterior tratábamos de esconder las equivocaciones, aquí tratamos de evitarlas a toda costa. Cada vez que nos enfrentamos a la realización de alguna actividad, repasamos constantemente todo lo que hacemos, para corregir cuantas veces sea necesario hasta que consideramos que el trabajo ha quedado perfecto.
Evidentemente esto nos genera una enorme presión. Nos sentimos constantemente ansiosos por no querer cometer errores, y la sensación que tenemos es la de ser un policía que vigila constantemente cada acción que ejecutamos. Conozco el caso de una persona a la cual halagaron mucho por un trabajo que había hecho con gran esfuerzo, pero al recibir una única crítica por un único detalle, automáticamente todo lo conseguido perdió valor para ella. El trabajo dejó d ser perfecto y por tanto empezó a sentir que no había valido la pena todo lo que le había costado.
La búsqueda de la perfección vs la búsqueda del bienestar
Al alejarnos de conductas extremistas del tipo todo o nada, podemos encontrar una serie de matices que antes nos pasaban desapercibidos. A fin de cuentas no se trata de conseguir la perfección, sino de lo que pensamos que la perfección nos aportará si la conseguimos: felicidad, satisfacción, alegría, paz, en fin: bienestar.
Si lo enfocamos desde ese nuevo punto de vista, nos daremos cuenta más pronto que tarde de que es posible conseguir ese bienestar aún sin alcanzar la perfección. Esta creencia se contradice con aquella que nos decía que si no éramos perfectos entonces no valíamos nada. Es decir, se trata de sustituir una creencia por otra, un pensamiento estresante por otro más positivo.
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Amor Propio
Short StoryEl amor propio es un ingrediente muy importante para gozar de bienestar psicológico. Se haga lo que se haga, si no le damos valor, no tendrá ningún significado ni contribuirá a que nos sintamos bien con quiénes somos.