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Los pensamientos generalizados consisten en llegar a conclusiones precipitadas, generalmente equivocadas, basándonos sólo en una pequeña percepción que tenemos. Una persona que ya ha fracasado en algo puede caer en el pensamiento de que «todo me sale mal». O sí has tenido un fracaso amoroso, podrías pensar «nadie me quiere». Suele ser un pensamiento automático, por lo cual en ocasiones no nos damos cuenta ni siquiera de lo que estamos pensando.


Estas ideas pueden provenir de un acontecimiento pasado, de una observación del entorno o inclusive de una opinión ajena. Todo esto nos pone a la defensiva, porque nos hace esperar situaciones negativas sin darnos la oportunidad de abrirnos a una nueva resolución de los conflictos o de las situaciones que estamos viviendo.

Por ejemplo, si en el pasado sufrimos una decepción amorosa, empezamos a desconfiar de todos los candidatos a una relación de este tipo. También pasamos a desconfiar de todos aquellos que tengan características parecidas a las de esa persona que nos lastimó. Si fuimos heridos por un amigo, empezamos a pensar que no existe la verdadera amistad. Pensamos que todos los que se acerquen en el fondo son unos traidores, o egoístas, o lo que sea que nos haya ocurrido en la experiencia anterior.

En la misma medida puede ocurrir cuando se trata de conseguir nuestras metas. Si anteriormente hemos intentado conseguir un sueño sin éxito, podemos pensar que nunca vamos a poder lograr lo que queremos. Si ya hemos fracasado antes podemos tener pensamientos generalizados y pensar que nunca vamos a tener éxito.

Esto afecta nuestra autoestima, porque si hemos cometido algún error es probable que pensemos que en un futuro vamos a cometer el mismo error. Es decir, no nos creemos capaces de corregir o de resolver las situaciones que se nos presenten. Dejamos de creer en nuestra propia capacidad de acción o de resolución, y pensamos que no seremos capaces de hacer las cosas bien. Puede ser que sintamos que no hemos aprendido nada de lo que nos pasó, y esto nos lleve a renunciar antes de volverlo a intentar.

Amor PropioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora