Tercera parte

60 7 3
                                    

Sentado frente a su computador se encontraba, le había mentido a Frank, no le faltaba una parte: él no había hecho nada del trabajo.

Cansado se levantó y se dirigió hacía su cama, tomó su teléfono y miró la hora, recostándose en su lecho. 

1:15 AM

Miró el techo de su cuarto y se quedó así unos minutos...

Levantó el móvil sobre su rostro y observó detalladamente la foto que le había sacado al retrato hecho por Pluem, antes de dejarlo en la imprenta.

Nariz respingada, ojos grandes y labios carnosos... 

El sentimiento de nostalgia lo invadió al mirar esa parte del rostro ajeno...

 ¿Por qué su corazón palpitó y dolió al pensar en esos labios? 

¿Por qué sintió que extrañaba su toque?

***

"No me gusta la playa." Decía Khao evidenciando el atardecer de ese día.

Observó todo el paisaje y se sintió bien estar solo.

Caminó por la arena, mientras mojaba sus pies con el mar... ¿Dónde estás? Pensaba. 

Sabía que era un sueño y sólo esperaba a su acompañante. 

El ambiente playero desapareció y un enorme campo de dientes de león se extendió ante su vista. 

"El atardecer es hermoso." la profunda voz del extraño llegó sus oídos.

Sin mirarlo, conociendo esa voz, sólo sintió ese pequeño toque en su meñique.

"Me gustan los dientes de león." respondió. 

"En los sueños significan esperanza." 

"¿Esperanza?" pregunto girando su rostro hacía el hablante.

"Yo tengo esperanza..." el chico lo miró.

"¿En qué"

"En conocerte."

Khaotung abrió los ojos y los rayos solares llegaron a su vista. 

Observó el techo y recitó sus palabras.

-En conocerte.

Extendió su muñeca y miró con detalle su nueva conexión con el chico.

-¿Eres real? 

Se levantó y detalló su habitación. 

"Estoy leyendo <El retrato de Dorian Gray>." el chico de los sueños comentó. 

La novela sobre su nochero se encontraba.

"Hagamos una camiseta con dibujos abstractos." sonriendo le propuso.

La prenda en su closet se hallaba. 

"Tardé dos meses en completar el cubo rubik."  con entusiasmo mostraba un enorme cubo de colores distorsionado por el sueño.

Había tardado tres semanas en completarlo. 

"Armé un rompecabezas de quinientas piezas." saltaba sobre el juego gigante bajo sus pies. 

Lo armó y luego lo envío a enmarcar. 

Los sueños representaban más de lo que él dejaba ver al mundo. 

El chico de los sueños, era su mundo. 

Buscando al chico de mis sueños... LiteralmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora