CAPÍTULO 3

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-Aghhh, Lex, te dije que sí. Ya déjame tranquilo, quieres?! - Murmuré fastidiado, intentando salir de la oficina del hombre que volvió a aceptarme en su línea de trabajo.

-No está de más que te lo repita. Tengo años haciéndolo y tal parece que lo que te digo, te entra por un oído y te sale por el otro. Pero eso se terminó. No voy a tolerar que sigas trabajando como se te venga en ganas. Todo tiene un límite y tú lo rebasaste hace tiempo. Así que escúchame bien, Riley, en adelante sigues mis órdenes o te atienes a las consecuencias. Ahhh, y agradece a tu padre que no estás ahora mismo sentado detrás de una pila de informes, cumpliendo arresto. - Me regañó y no pude evitar gruñirle otra vez. Grr!!

Lex sabía lo mucho que significaba para mí regresar a la policía y realmente daba gracias al cielo por esta oportunidad de volver a la estación. Sin embargo, mi jefe parecía haber olvidado mi edad y mi modo de trabajar. La delincuencia no pedía permiso, por qué yo sí tenía que hacerlo?!

No conforme con mis disculpas, Lex me había amenazado con arrestos, pérdida de descansos e incluso llegó a advertirme que avisaría a papá si volvía a arriesgarme innecesariamente.

Estuve a punto de mandarlo al diablo, cuando su teléfono interrumpió mis intenciones. Sea quien sea, tal vez debía agradecerle porque si soltaba lo que tenía en mente, de seguro mi jefe me mandaba al diablo.

Estuve a punto de retirarme, cuando la mano de Lex se levantó en un gesto de "alto".

-Harry! - Saludó, fijando unos segundos sus ojos en mí, para luego emitir una sonrisa.

-Sí, aquí está tu "niño". - Dijo, remarcando innecesariamente aquella molesta palabra. Que no era un niño, ¡por Dios! - justamente estábamos hablando al respecto. Le di algunos consejos y le advertí sobre las consecuencias de hacer caso omiso a mis órdenes... - Continuó, y no pude evitar cruzarme de brazos y blanquearle los ojos. Odiaba que hablara de mí como si fuera un mocoso de cinco años.

No sé qué podría haber respondido papá, pero Lex sonrió y añadió -Naah, es un buen muchacho después de todo. - Ya lo sabía. Soy el mejor policía que tiene el muy mal agradecido.

-Is in Buin michichi... - Balbuceé, comenzando a tomar asiento, pero repentinamente recordé que no sería una buena opción hacerlo y me detuve apenas a centímetros de que mi castigado trasero sufriera la presión al sentarme.

Desafortunadamente, Lex observó todo y mis mejillas no pudieron evitar sonrojarse ante la vergüenza que me invadió. Se habrá dado cuenta?

-Sólo necesita un poco de disciplina... - Añadió, para luego hacer una pausa que me supo inquietante. - ... Y una mano firme que la administre. - Concluyó, causando que le dirigiera una mirada acusadora. No lo podía creer...Sí se había dado cuenta... O sería acaso papá le había contado de mi castigo?

Eso fue todo lo que pude tolerar y decidí mejor salir de la oficina, temiendo meterme en más problemas por no poder controlar mi boca impulsiva.

A esa hora del día, la estación no estaba muy llena. Algunos de los policías debían estar ya en sus rondas y los que quedaban estaban ocupados realizando informes, así que decidí ir a saludar al resto de mi equipo.

Las cosas parecían estar volviendo a la normalidad en la ciudad. O al menos eso pensé yo. Pero me equivoqué.

-Hey, Riley. Es bueno verte por aquí. - Saludó Gary Johnson, uno de los oficiales más veteranos de la estación. Me llevaba bien con él. Había sido como una suerte de padre para mí desde que había ingresado a la policía.

Siempre a tu lado, Jake RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora