CAPÍTULO 7

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La mirada de Harry Riley siguió atentamente a su muchacho hasta que salió al pasillo. Con un suspiro de alegría, no pudo evitar considerarse el hombre más feliz y dichoso del universo... hasta que tomó su celular y vio el total de las llamadas perdidas de su esposa.

Dios, 50 llamadas?!! Susan lo iba a matar!!

Había estado tan concentrado en su muchacho que el tiempo realmente voló para él y olvidó llamarla. Pero eso no explicaba por qué la insistencia de su amada en comunicarse con él.

Tomando una gran bocanada de aire, Riley se armó de valor para llamar a su pareja. Pero qué nervios sentía.

Susan podía ser el amor de persona que cualquiera quisiera tener en su vida, pero cuando se enojaba más valía correr por tu vida. Y él no podía permitir que su adorable esposa lo matara. Tenía un hijo por el que velar.

-Hola, amor!- Saludó con apenas un susurro. Susan había respondido al segundo timbrazo y él sintió que había sido demasiado poco el tiempo que tuvo para prepararse.

-Hola amor?!!! HARRY MATTHEW RILEY! En serio piensas que me voy a contentar con tu "hola amor"?! Estás en serios problemas, me oyes! Cómo se te ocurre dejarme con esta angustia por tanto tiempo?! Por Dios, lo vi en las noticias!- OHH, maldición, pensó Harry. - Un maleante atacó a Jake y a mí casi me da un infarto y tú ni siquiera respondes mis llamadas! - Gritó la mujer del otro lado de la línea.

Harry se masajeó la sien, sintiéndose agobiado por unos instantes. Susan no era de mirar televisión, mucho menos las noticias. Por qué justo ése día que la toma se transmitió en vivo, tenía que estar mirando el noticiero?!

Por alguna razón, la mujer había terminado temprano la atención en su consultorio y el aburrimiento la llevó a encender la tele de la sala, justo en un canal de noticias. Cuando mencionaron el lugar donde se desarrollaba la toma de rehenes, no pudo más que rezar para que Jake no estuviera allí, sin embargo, bastaron unos minutos para que las cámaras enfocaran al muchacho solitario que pretendió rescatar al grupo de mujeres y niños sin refuerzos. A pesar del susto que se llevó, sintió un orgullo de madre que la hizo soltar un sollozo. Adoraba al muchacho como si ella lo hubiera traído al mundo, un sentimiento que no iba a poder experimentar jamás, pero cada vez que Jake aparecía en su mente, el instinto maternal saltaba al instante. Fue por eso que el corazón se le detuvo por unos segundos cuando vio el ataque que le propinó uno de los delincuentes.

Desde el mismo momento en que el escuadrón de rescate arribó al lugar, ella comenzó a marcar el número de su esposo, pero Harry no respondía, él mismo había experimentado un dolor agudo en el pecho que casi podía jurar que había sido un ataque cardíaco.

Habían pasado ya 3 horas y minutos desde la primer llamada y Susan ya tenía preparada una maleta y estaba a punto de pedir un boleto para el primer avión que saliera esa noche, pero la llamada de su marido terminó por interrumpir sus planes.

-Amor, lo siento tanto. Ha pasado de todo aquí. - Exclamó Harry en un intento de disculpa, soltando un largo suspiro.

-Jake está bien? Por Dios, ya dime algo. Dime que salió ileso de la situación y que está en casa descansando o qué se yo, pero dime que él está bien. Harry, ése hombre pateó muy duro a mi bebé.

-Sí, cariño. Afortunadamente, Jaky salió ileso del asalto y así lo confirmaron los paramédicos que llegaron al lugar, sin embargo, al llegar a la casa no corrió con la misma suerte. - Soltó de repente. Necesitaba hablar de todo lo que había pasado con alguien y Susan era la persona ideal para abrir su corazón.

-Lo castigaste? - Preguntó ella. Harry le había comentado de los dos castigos previos, pero no pensó que pudiera reprenderlo en esta oportunidad, donde su bebé estuvo tan expuesto al peligro. Jake necesitaba consuelo y muchos mimos, no azotes. Sin embargo, la voz de la mujer en nada denotaba enojo, sí comprensión.

Siempre a tu lado, Jake RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora