2da PARTE ESPECIAL 10K

1.3K 79 38
                                    

Sin pensarlo demasiado, me dejé apretar entre los brazos del comisario Riley, sintiendo una extraña sensación de familiaridad. Sentí que conocía ése olor, ése calor, esa paz que ahora mismo parecía embriagarme.

Era inexplicable, pero por algún motivo, mi mente se negaba a tomar las precauciones que mi entrenamiento me haría tener. Si tan solo papá estuviera conmigo ahora. No importaba que me castigara.... O tal vez sí, pero lo necesitaba mucho. Igual que necesitaba que el abrazo que ahora mismo me contenía continuara hasta que todo mi tormento hubiera pasado.

-Shhhh, niño. Todo estará bien. - Susurró el comisario y a pesar de sentirme ofendido por ser tratado como un niño, me apreté aún más entre sus brazos.

Era extraño. Así acurrucado, me sentía seguro.

-Tu papá estará aquí pronto, niño. Ya lo verás. - Repitió el comisario, mientras sentía que empezaba a aflojar lentamente el abrazo que tanto me reconfortaba.

Apreté mis brazos alrededor de sus hombros, negándome a separarme y solamente dejé salir un largo suspiro. Quería que papá estuviera allí, aún cuando sólo fuera para reclamarme por su camioneta. Dios, seguramente me mataría apenas supiera cómo quedó.. Sniff, sin embargo, quería creer que yo le preocupaba más.

-Me va a matar... - Solté sin darme cuenta que mis pensamientos se habían verbalizado.

Escuché una suave sonrisa de su parte y luego una palmada cayó blandamente en medio de mi trasero.

-No seas dramático, niño. Tu padre jamás te haría daño. Pero vamos, shhh, ya no llores. Todo estará bien, Jake. - Aseguró, esta vez poniendo fin al abrazo.

A pesar de que no lo conocía, sentí desesperación al pensar que se decepcionaría al verme llorar como un crío y por eso solamente atiné a restregar mi rostro contra su hombro, dejando la humedad de mis mejillas en su ropa antes de que me apartara de su pecho.

Me sentía tan desvalido y frágil que simplemente no quería romper el contacto y un suave gimoteo delató mi angustia. El comisario pareció entenderme y por eso su mano continuó haciendo círculos en mi espalda un ratito más.

-Te sientes mejor? - Preguntó con una sonrisa, mientras movía su mano para dejarla detrás de mi nuca regalándome un último mimito.

Quise mover la cabeza en un intento de gesto afirmativo, pero él me detuvo con un: "Eh, eh, eh! Con palabras, niño. Recuerda que estás lesionado." - Me dijo, queriendo evitar que me hiciera más daño.

Exhalé ruidosamente antes de murmurar un escueto "sí".

No tenía ánimos ni para hablar. Quién querría hacerlo después de todo lo que había pasado en tan sólo 6 horas?.

La pelea con papá aún seguía tan fresca en mi memoria, igual que la amenaza que me soltó, y luego todo lo que hice.... Sabía que estaba mal beber tanto, pero en ése momento no lo pensé demasiado. Quería hacer todo lo que sabía que le molestaría.

Mi garganta se sentía rasposa y seca, y mi voz sonaba temblorosa. Por Dios qué niño resulté ser. 'Vaya debiluncho!' Me regañé mentalmente.

A los pocos minutos, vimos a un enfermo acercarse hasta nosotros mientras empujaba una silla de ruedas. Cuando me ofreció sentarme, mis mejillas se encendieron penosamente y me rehusé a utilizarla por dos razones. La primera porque no estaba tan lesionado como para necesitarla y la segunda, porque aún si la necesitara, no iba a poder sentarme sin emitir quejas que delataran mi reciente y vergonzoso padecimiento. Y eso sí que iba a resultar aún más bochornoso para mí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 25, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siempre a tu lado, Jake RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora