CAPÍTULO 6

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-Papaaaaá! - Gimoteó Jake y en automático su padre se incorporó de la cama para ver qué le sucedía a su hijo.

El muchacho tenía los ojos llenos de lágrimas y un puchero en la boquita que ante la vista de su padre lo asimiló a un inocente bebé que despertaba de una cruel pesadilla.

-Papá está aquí, bebé. Shhhh. Ya pasó. Fue una pesadilla, mi niño? - Preguntó, sentándose a su lado, mientras lo ayudaba a acomodar su cabecita sobre su regazo. Jake se aferró a la pierna del hombre y fue la señal que Harry necesitó para comenzar a tomar en brazos a su pequeño.

El mayor sintió la desesperación en el abrazo que Jake le dio cuando lo pudo ubicar en su regazo. Sabía que la pesadilla que había aquejado a su niño debía haber sido muy real y espeluznante a juzgar por el llanto, pero no se atrevió a preguntar qué había sido.

-Ma... Snif... Mami quedó... Snif Snif... ella quedó en el acordonamiento, papi. No pude rescatarla.. - Susurró una vez que pudo calmar su llanto, gracias a los muchos besos y arrullos que su papá le daba.

Harry no soportaba escuchar la angustia en la vocecita de Jake, pero sabía que su hijo necesitaba hablar y por eso lo escuchó con paciencia, sin dejar de impartirle amor con sus mimos y besos.

-...por más que intenté... no, no pude. Papito, perdón. - Soltó, dejando salir un sollozo.

-Shhhh, mi amor. Shhhh... No llores ya, cariño. Fue sólo una pesadilla. Me oyes? Sólo un sueño muy, muy feo. Tu mami no está allí, bebé. Shhhh. - Consoló el hombre, acunándolo entre sus brazos. Su hijo se volvía cada vez más vulnerable ante sus ojos, como si volviera a ser ese pequeño que dejó en su cama con apenas un beso hacía 20 años.

Mientras lo arrullaba, notó lo abultado que se había tornado el pañal y su mano se deslizó por encima de la tela plástica para comprobar lo que ya sospechaba. Efectivamente, su Jakey se había hecho pis encima en apenas una hora de siesta.

-En.. entonces SNIFF dónde está mamá? Dile que.. que venga. - Pidió con un puchero que casi derrite de ternura al mayor.

-Mi amor, mamita no puede venir. Ella se tuvo que ir al cielo, recuerdas? - Susurró, sintiendo el inmenso dolor que sus palabras le causaron a su hijo cuando éste soltó un sollozo. - Ohh, mi vida. Shhhh, ya, mi niño. Calma, shhhh... Shhh...

Decir que Harry Riley se sentía impotente en ese instante, era quedarse corto. El miedo y la desesperación de su hijo parecían embriagarlo de dolor y solamente se atrevió a apretar lo más fuerte que pudo el cuerpecito de su criatura contra su pecho.

Dios! Cuanta tristeza lo envolvió mientras el llanto de Jake llenaba sus oídos.

-Shhh, mi bebé. Papá está aquí, mi amor. Shhh, ya, ya, hijito. No llores más, por favor! Shhh... - Decía, mientras sus brazos lo mecían.

El llanto lastimero de Jake no quería cesar, pero el cariño que papá le daba con cada beso, fueron lentamente venciendo la soledad que aquejaba el tierno corazón de su pequeña persona favorita.

Los minutos pasaron mientras padre e hijo se abrazaban afanosamente, intentando recuperar en un momento lo que se habían perdido por años.

-Mi vida, mi niño lindo... te amo tanto, mi bebé. Papá siente mucho haberte dejado, Jakey. Pero jamás lo haré, nunca más volveré a cometer un error como ése. Nunca más estarás solo, mi vida. - Le aseguró, mientras sus labios se posaban con delicadeza sobre un rinconcito de la frente de Jake.

El muchacho cerró los ojos intentando imaginarse como el niño de cinco años que su padre abandonó. Se recordó llorando, abrazado como estaba ahora, pero entre los brazos de su mamá, mientras ella le consolaba con suaves palmaditas a su colita.

Siempre a tu lado, Jake RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora