CAPÍTULO 8

2.6K 84 24
                                    

Lo último que escuché antes de que mis ojos se cerraran esa noche había sido un "te amo" susurrado en mi oído. Me sentía cómodo y abrigado, tan seguro que solamente quería disfrutar de esa sensación de paz lo más que se pudiera. Tenía tanto sueño y mi cuerpo se hallaba tan cansado que sentía que no habría nada que pudiera despertarme, sin embargo, una abrumante necesidad de ir al baño comenzó a molestarme hasta que mis ojos no tuvieron más remedio que abrirse con pereza. Era de madrugada, lo supe por la oscuridad que aún imperaba.

Por un instante, me sentí confundido y hasta algo asustado. La oscuridad nunca me había gustado, mucho menos de pequeño. Incluso siendo adulto, el temor a lo oscuro era algo que no podía superar, pero que debí controlar cuando surgió el confinamiento. Más el calorcito que me rodeaba ahuyentó todos mis miedos, como por arte de magia.

Me costaron unos segundos darme cuenta que estaba en la cama de mamá y no pude evitar poner un puchero por haberme despertado cuando me sentía de lo más cómodo, descansando allí. Quise volver a dormirme, pero aquella molesta sensación no me dejó hacerlo. Sentía la vejiga repleta, como a punto de explotar de no ir a orinar. Sin embargo, no podía ponerme de pie, ya que algo me tenía aferrado a la cama y me costó darme cuenta a qué.. O mejor dicho a quién se debía.

Cuando mis ojos lograron acostumbrarse a la poca luz que ingresaba por la ventana y pudieron enfocarse en el rostro de quien tenía a mi lado, sentí mis mejillas encenderse al saberme acurrucado contra el pecho de mi padre. Sus brazos alrededor de mis hombros eran los que me transmitían la seguridad y la calidez que pensé haber imaginado, pero que a la vez me privaban de realizar los movimientos para bajar de la cama. Supe que si no lograba zafarme, terminaría mojando mis calzonci... O, mierda! Era verdad, no estaba usando mi ropa interior sino ése estúpido pañal que papá me había puesto.

Me sentí enojado y sobre todo humillado. Mi padre no había tenido derecho a ponerme esa cosa sin consultarme, yo podía controlar mi vejiga.... O al menos era lo que estaba intentando hacer. Eso me hizo enfadar mucho y quise soltarme a la fuerza, pero todavía sentía mis nalgas doloridas de tantas palizas que me había llevado. Respiré profundamente varias veces hasta que mi enojo fue cediendo y terminé por apaciguarme.

-Papi? - Susurré. Maldición, mi boca me había traicionado. Se suponía que quería decir papá y no papi. Grr!! Mi padre, sin embargo, ni siquiera se inmutó.

Intenté empujarlo, pero sus brazos se apretaron aún más, intensificando mi necesidad de ir al baño de una vez.

-Por Dios, despierta! - Gruñí, hablando más alto, pero este hombre parecía una roca.

Cuando la presión fue más intensa, traté de girarme, de salirme de entre sus brazos, pero ya fue demasiado tarde y el pis comenzó a salir, mojando mi pañal.

Me dieron ganas de llorar y de gritar al mismo tiempo, y un sollozo salió fuerte de entre mis labios, causando que papá comenzara a despertar.

-Hmm? - Murmuró él, abriendo los ojos. Y yo no pude más que empujarlo e intentar alejarlo de mí. Estaba envuelto en vergüenza y también me sentía frustrado y enfadado. Era su culpa que yo no hubiera podido llegar al baño. - Shhh, bebé. Qué tienes? Estás enfermito? - Preguntó, tratando de colocar su mano sobre mi frente, pero yo estaba muy molesto y no quería que me tocara y empujé su brazo, añadiendo un par de patadas que sirvieron para que se alejara de mí un poco.

-Basta, Jake. No seas grosero, sólo estoy intentando verificar si tienes fiebre, hijo. - Dijo mi papá, pero yo ya me había puesto de pie y simplemente corrí hacia el baño para encerrarme allí. Una vez que puse el cerrojo, me dejé caer sobre mi trasero, quedando apoyado contra la bañera, y lloré todo lo que pude, tratando de sacar mi mortificación con esas lágrimas.

Siempre a tu lado, Jake RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora