Una metamorfosis .. // Maridos inefables

BIENVENIDO A HOGWARTS

Muchas gracias a todos los que han leído esta historia y especialmente a las maravillas que han dejado un mensaje, ¡¡Me han hecho el año !!

Perdón por la demora, soy una anciana en cuanto a estas cosas y no entiendo mucho como usar esta página, pero aquí estamos. Espero que disfruten este capítulo !!!

ADVERTENCIA: Comienzan las muertes, tortura y violencia. A partir de aquí el conteo de muertos se va a disparar.

** oooOOooo **

Crowley mutiló su última rana de chocolate antes de colocarse la negra túnica de Hogwarts.

Estaba jodidamente nervioso.

Todo por culpa de ese ... maldito rubio estúpido .

Durante el resto del viaje Crowley había mirado con terror hacia la puerta, ¿Y si el mocoso lo había delatado? ¿Y si venían a quitarle su alma como Anaïs dijo que lo harían? ¿Y si lo mataban o lo entregaban al Señor Oscuro? Un terrible dolor de cabeza lo hizo cerrar los ojos y sisear un poco.

Joder, sabía que no debería atacar al hijo de un Mortifago, pero ...

¡No pudo controlarse!

Maldita sea la hora que decidió espiar la pelea entre los sangre pura.

Solo que había estado tan jodidamente curioso. Mirando la forma cruel en que ese pelirrojo atacó a varios niños con hechizos tan extraños que Crowley tuvo que abrir su biblioteca mental tratando de reconocer cada uno de ellos.

Y fue ahí cuando lo vio.

Al rubio de las túnicas.

El que lo había ignorado y menospreciado en un parpadeo. Lo vio abrazar al más débil de todos ellos, lo vio caer, lo vio encogerse de hombros y esconderse como si la pelea de afuera no fuera nada importante.

Crowley no pudo resistirse, sinceramente no pudo.

Así fue como decidió entrar a su compartimento y molestarlo un poco.

Con lo que no contaba era ... bueno, Aziraphale era literalmente un ángel. Mientras Crowley había sido vicioso y miró al niño con rabia y odio, el rubio no hizo más que sentarse y mirarlo con sus grandes ojos azules.

Se burló de nuevo. Lo menospreció con el azul de sus ojos, con sus labios fruncidos.

Aziraphale no creía que Anthony fuera un peligro. No creía que debía temerle. Guardó su varita tan seguro de sí mismo, como si Crowley fuera un simple bicho asqueroso bajo su zapato que no representaba ni siquiera un pequeño inconveniente ...

Fue ahí cuando lo perdió. Cuando quiso lastimar a ese bonito niño recatado, quería verlo llorar, quería verlo sufrir tanto como él ha sufrido. Tenia tantas ganas de pelear que ni siquiera había sacado su varita. Iba a moler a ese rubio a golpes, como los muggles que tanto desprecian.