Siempre odiaste la posesividad, te desagradaba tanto.
Hasta que llego Yuta.
No puedes decir porque pero ver a Yuta cuando se vuelve tan posesivo. Te encantaba. No a un punto extremo, tenías tu limite. Antes de él no hubieses aceptado que alguien dijera eres mia porque no eras de nadie, ni tampoco un objeto. Con Yuta la cosa cambió, oírlo decir eso te sacaba una sonrisa y podía terminar en dos cosas.
Uno: Tu con un sonrojo y apenada.
Dos: Ambos en su habitación, tu gimiendo cada vez más fuerte por él.
El japonés fue a una fiesta, terminó en tu casa a las tres de la mañana, te preocupaste al ver una llamada de él tan tarde pero apenas escuchaste que estaba afuera, saliste corriendo para verlo. Al abrir la puerta frunciste el ceño al verlo tan serio, confundida.
—¿Estabas durmiendo? —Pregunto entrando al lugar, dejando un beso en tu mejilla sin cambiar su expresión. Rodaste los ojos al oír su pregunta.
—Son las tres de la mañana ¿Qué crees? —Tu sarcasmo lo irritó aún más.
—No estoy de humor para tu sarcasmo.
—Entonces no hagas preguntas estúpidas —No dijo nada, lo viste irse hacia tu habitación y al llegar allá, lo encontraste sin camisa y quitándose los pantalones. Mordiste tu labio al ver su cuerpo y el suspiro que soltaste, llego claramente a él.
—No voy a tocarte hoy —Se quedó en boxers, metiendose poco después a la cama, por un momento te sentiste molesta y ofendida sin embargo no dijiste nada.
—Creí que tenías ropa aquí —Dijiste acercándote a la cama, con ganas de acostarte y no levantarte más.
—Si, hoy quiero dormir así —Dijo acercándote a él de forma brusca, formando un abrazo.
—Yuta ¿Qué pasa? —Su comportamiento era extraño, le acariciaste la mejilla y cerro los ojos por tu tacto.
—Sabes que te amo ¿Cierto? —Frunciste el ceño, no apartaba sus ojos de tus ojos y labios.
—Claro, cariño —De su cabeza no salían las palabras que dijo Jisung en la fiesta.
—Nunca, nadie podrá amarte como yo lo hago y se que algunas veces soy muy frío pero eso no significa que no te ame. Se que algunas veces te gusta el contacto físico y puedo cambiar si eso quieres —Su voz sonaba apagada, triste y eso nunca pasaba. Te pusiste en su regazo, tomando sus mejillas y llevando sus labios a los tuyos, reconociste el sabor a alcohol y te alejaste de él rápidamente. Él rodo los ojos sabiendo lo que paso por tu cabeza— Estoy sobrio.
—Yuta, no tienes que cambiar por mi ni por nadie, te amo así como eres —Rozaste sus labios con los tuyos, levanto ligeramente la cabeza y unió sus labios, agarrando tu cuello para que no te separaras, cuando por fin te solto le susurraste— Te amo. Dime que pasa.
—Fui a una fiesta en la casa de unos amigos y Jisung comenzó a decir cosas que me hicieron sentir inseguro —Carcajadas salieron de tu garganta, Yuta mirándote tratando de entender que te causaba tanta gracia— ¿De qué te ríes?.
—¿Tu? ¿Inseguro? ¿Desde cuando Nakamoto Yuta es inseguro?.
—Si, bueno, no sabes todo porque no me estas dejando terminar de hablar —Lo miraste fijamente, con una expresión seria y esperando a que siguiera hablando— Muchos piensan que no te amo, que no soy bueno para ti, que debo tratarte mejor o debes conseguir a alguien más. Que debes conseguir a otro que sea mejor qu...
Lo callaste con un beso, tomándolo por sorpresa y frunciendo el ceño pero aún así siguió el beso.
—Yuta, no amo a nadie que no seas tu. No tienes una idea de lo feliz que me haces, esos bastardos no deben opinar de nuestra relación porque somos tu y yo, nadie más. No hay nadie que pueda reemplazarte, soy tuya ¿Lo olvidas? Y tu... —Sentiste su sonrisa en tus labios, dejo otro beso en tus labios, dejaste besos hasta llegar a su cuello, chupando la piel sensible, dejando un chupon no muy grande. Lo suficiente para que los demás pudieran verlo— Eres mio.
—Al parecer está noche las cosas darán un giro inesperado...
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