Morbo -Yaguchi Kyosuke/Yacchan-

Capítulo 11: Atesorar

Narra Atsushi:

Miro con cierta envidia la piruleta que Yaguchi está comiéndose. Eso sí se lo mete en la boca, claro. Resoplo y continúo comiendo mi almuerzo, aunque no puedo estar tranquilo porque un idiota se acerca a nosotros y empieza a insinuarse al mocoso en mi cara.

—Gracias, Migawa-senpai, pero no estoy interesado en esas cosas-responde Yaguchi, fingiendo una sonrisa

Finjo tener una arcada y recibo una patada bajo la mesa por ello. Pongo los ojos en blanco y termino el arroz con pollo que escogí como comida, me levanto para dejar la bandeja en su lugar y, cuando vuelvo a la mesa, el idiota que se ha acercado a Yaguchi está inclinado sobre él. Obviamente no tiene buenas intenciones y no le importa la opinión del otro. Me preocupa que pueda llegar a hacerle algo malo cuando estén solos, así que tengo que intervenir.

—Oye, pírate de aquí—le digo

—¿Huh? ¿Y tú quién eres para decirme que debo hacer?—

Me pongo totalmente recto, frente a él, y al ver lo alto que soy recula. Soy 15 centímetros más alto que él, como mínimo y el doble de corpulento, si es un chico listo saldrá corriendo y sino tendré que presentarle a mis puños.

—L-lo siento, no quería molestar—se disculpa

—Yaguchi es mío—digo, fulminándolo con la mirada—Si vuelves a acercarte así a él voy a partirte la cara, ¿entiendes?—

—Sí, lo entiendo—responde, poniéndose pálido

Cuando el imbécil ese se va tengo que enfrentarme al cabreo de Yaguchi, aun encima que he intervenido para ayudarlo, pero no digo nada, dejo que me eche la bronca y se desahogue. No quiero que se ponga nervioso por pensar que está en peligro, yo nunca dejaría que ningún capullo le hiciese algo. Lo cual me recuerda que todavía no ha habido penetración, ni se ha puesto de rodillas por mí nunca... y me deprimo.

—Oye, mocoso—interrumpo sus quejas

—¿Qué?—

—¿Cuando crees que estarás listo para tocarme tú a mí o para...?—

—¡Todavía no!—me interrumpe

—Ya veo, no pasa nada—respondo

—¿Entonces por qué pones esa cara de tristeza? Maldito, quieres quitarme la virginidad en cada ocasión que se te presente—

—Estoy siendo paciente, ¿no?—hago un pequeño puchero

Yaguchi se sonroja y aparta la mirada, cruzándose de brazos. Sonrío, viendo lo tierno y tímido que puede ser cuando ya hemos hecho cosas del todo menos puras. Como estamos en el comedor no tenemos contacto físico como tal, porque no quiero que Hayashi vea algo y se ponga como loco. Solo daría problemas.

—Sí lo estás siendo—responde—Pero es probable que seas el primero en todo para mí y eso me pone nervioso—

—¿Por qué te pone nervioso?—

Frunce el ceño y me asesina con la mirada. Es bipolar, sin duda.

—Porque tú tienes experiencia y yo no. Si acabamos mal y luego ni nos hablamos tú no me recordarás, pero yo voy a recordarte siempre—

Sus palabras me dejan en silencio, sorprendido. ¿Piensa eso? Me pongo de pie y le digo que vayamos a su habitación, así que deja la bandeja en su lugar y caminamos hasta nuestro destino. Lo veo incómodo, no debe de haber sido nada fácil revelar sus pensamientos más íntimos, es tan lindo... no puedo resistirlo ni soportarlo.

Una vez dentro, con la puerta cerrada y el pestillo pasado, me siento en la cama y doy unos golpecitos en mi muslo para que Yaguchi se siente sobre él. Lo hace, pero un poco reticentemente, lo cual me hace reír. Todavía se hace el duro conmigo de vez en cuando.