6.Buenos días princesa.

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Narra Alvaro.

-Por favor, que no haya sido otro sueño-pensé.

Miré detrás mía y la vi dormida en mi cama, arropada hasta la cabeza, tendría frío a lo mejor. Me volví a girar para ver la hora en el móvil, eran las diez de la mañana, me levanté sigilosamente para no despertarla. Me fui a la cocina y decidí prepararla un desayuno especial. Puse a calentar unos churros que compré el otro día en el mercadona, hice dos tostadas de mantequilla con mermelada de fresa, ¿Querrá café o cola cao? ¿zumo de piña o de naranja?. Saqué del horno los churros, los puse en un plato y cogí otro para poner un poco de azúcar para meterlos,

Personalmente, me gustan más en azúcar que en el café. Cogí la bandeja y fui a la cama, seguía durmiendo, era tan dulce durmiendo.

Dejé la bandeja en la cama y la di un beso en la mejilla para que se despertara.


Narra Ruth.

Tengo miedo a despertar y no verle. No quería despertarme y ver que estaba en mi cuarto y que todo hubiera sido un sueño.

-Buenos días princesa-me susurró al oído mientras me daba un tierno beso en la mejilla.

Abrí los ojos con miedo. Cuando le vi y respiré aliviada.

-Buenos días.

-Incorporate, anda, que te he traído una cosa.

-¿Él que?-dije medio dormida.

Cuando me incorporé vi una bandeja en la que había un café, churros, tostadas un cubierto, una servilleta, y un pequeño jarrón con unas flores. No me lo creía, parecía un sueño.

-Eres un amor, como sigas así me acabaré enamorando.

Se acerca a mí, junta su nariz con la mía.

-¿Y si es lo que pretendo?

Me mordí el labio a escucharle decirme eso. Me empezó a besar y le mordí el labio, intentando pedir paso, y él accedió. Seguimos besándonos hasta que paramos porque nos falta el aire, el me sonrió con su maravillosa sonrisa que tanto me volvía loca.

-¿Café, té, cola cao, fanta de naranja...? ¿zumo de piña o zumo de naranja?

-Café, si lo tienes hecho y sino, zumo de piña directamente.

-Tengo hecho, tranquila.

No me lo podía creer, no podía ser mas adorable, porque no podía.

Me levanté de la cama, subí la persiana, me estiré, cogí la bandeja con cuidado y me la llevé al salón, porque suelo ser muy patosa con esas cosas.

-¿Te ayudo en algo?

-No, vete a la cama, anda.

-Me encanta lo que me has hecho, pero soy muy patosa con esas cosas, y no quiero tirarlo encima del edredón.

Se acerca a mi poco a poco y me acorrala en una esquina de la cocina.

-No creo que lo tires-dijo con voz ronca-, no te veo capaz de hacer eso.

Sonreí y le besé, él me cogió en brazos y yo me enganché a su cintura con mis piernas, quedando yo más alta que él, mientras nos besábamos. Me sentó en la encimera de la cocina y le cogí la cara con mis manos y no paraba de besarle. Nos paramos porque sonó el microondas y el me sonrió y fue a sacar los dos cafés del microondas.

-Coge los zumos y yo llevo los cafés.

-Vale.

Cogí los zumos y me fuí al salón, dejando los dos zumos de piña en la mesa.

Vidas cruzadas (Alvaro Auryn) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora