in the end; you are mine [noren]

part one; first event

"Luna, luna llena.
Llena de secretos.
Nunca sabes estar callada."

Incluso si los años habían pasado, veranos, inviernos, otoños, primaveras, festividades, celebraciones a las que les faltaron felicidad y calidez...
Pasaron lluvias y algunas tormentas, pasaron noches en las que su única compañía eran la misma Luna y lágrimas junto a pequeñas manitas limpiándolas, incluso si todo eso había pasado él recordaba como si fuera ayer toda su vida en Corea del Sur.

Fueron tres los sucesos más importantes en su vida, fueron tres las cosas que sucedieron para que su vida diera un giro total que jamás pensó experimentar. Pero todo inicio especialmente cuando lo conoció a él, cuando él se interesó, lo empezó a buscar, todo en su vida dio un cambio extremo cuando comenzó a reconocer su olor por encima de los demás.

El, un pequeño chico rubio, extranjero y débil, uno que siempre solía abrazarse a sí mismo, o en ocasiones como esa a sus libros contra su pecho antes de hacer cualquier cosa, justo como aquella vez en la que tomó una fuerte respiración y decidió cruzar por los pasillos de su escuela. Estos solían estar siempre abastado de personas, pero no solo personas comunes.
Y Renjun no era exagerado, a él siempre le dio mucha pena pasar por los pasillos cuando habían siquiera dos personas.

Ahora imagina este lleno de Alfas.

El, el estereotipo perfecto de Omega, con un olor dulce que siempre solía llamar la atención cruzando por un lugar lleno de Alfas fuertes, Alfas dominantes que siempre parecían estar deseosos de un débil Omega, nunca satisfechos con lo que ya tenían, siempre buscando más y más.

A pesar de todo Renjun se consideraba fuerte, vivía solo en Corea desde temprana edad, se sustentaba a sí mismo y aún nadie le hacía daño, así que si consideraban el Omega tan delicado que era, eso definitivamente decía algo. Pero aún así al final del día era un Omega y le daba miedo, hasta terror cruzar delante de aquellos hombres, teniendo que esconder su evidente miedo con una falsa confianza.

Renjun recuerda ese día porque aquel fue especial, aunque realmente recordaba cada día a su lado.

Intentando ignorar sus pensamientos camino con la mirada baja hacia su destino, aquello era lo mejor, no mirar a ninguno de los Alfas y abstenerse de tal vez, tener un problema con uno de ellos. Porque ellos eran así, salvajes, agresivos e irracionales, siempre tanteando de buscar un lío aún cuando sabían perfectamente que los Omegas eran débiles y no podrían pelear con ellos.

Eso parecía hacerlo todo más divertido.

Aquel día miro sus zapatos, caminando de prisa mientras los libros se apretaban incluso más fuerte a su pecho, pero tan sólo segundos después cuando iba a la mitad del pasillo sintiendo las miradas de todos los Alfas en su cuerpo, un gran brazo se posó encima de su hombro haciendo que se sobresaltara ligeramente, sin embargo, con rapidez soltó un suspiro al reconocer el intenso olor a café y tierra que desprendía aquel Alfa, el cual curiosamente lo fastidiaba.

Pero de una manera diferente.

-Jeno...-susurró sin mirarlo, adelantando sus pasos.

-Junnie.-sonrió acercándose a su cuello para olerlo como siempre lo hacia, Renjun se sonrojó.-No me canso de decir que adoro tu olor. Almorzamos juntos.

Él recuerda, que eso ni siquiera fue una pregunta, como siempre y cómo se esperaba de Lee Jeno el no pedía las cosas, no solicitaba, no aceptaba sugerencias, él solo mandaba y tomaba las cosas, punto. Nada más.
A Renjun honestamente le parecía lindo aveces que el alfa quisiera cortejarlo, o lo que sea. Se evitaba a otras personas cerca de él pues Jeno no era un simple Alfa que iba a su secundaria y ya.